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Los secretos del vínculo Milei-Macri y los múltiples dilemas de un gobierno aferrado a su “triángulo de hierro”

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Santiago Caputo, Javier y Karina Milei, en Estados Unidos (EFE) (JIM LO SCALZO/)

El miércoles, pasadas las 16, Javier Milei le envió un mensaje de WhatsApp a Mauricio Macri: “Presidente -así lo llama, incluso en privado-, ¿lo puedo llamar?”. Unas horas antes, el bloque del PRO que responde al ex mandatario se había plegado al kirchnerismo, la Coalición Cívica, la bancada de Miguel Ángel Pichetto y un sector del radicalismo para voltear el DNU que le asignó, de manera discrecional y en carácter reservado, $100 mil millones extras a la Secretaría de Inteligencia.

Milei y Macri hablaron algunos minutos por teléfono sobre ese rechazo que provocó la ira de los cibermilitantes libertarios y que desnudó, otra vez, la disputa irreconciliable entre el ex presidente y Santiago Caputo, el asesor estrella del Presidente y autor intelectual del decreto en cuestión. “Esta noche estoy solo en Olivos, ¿por qué no comemos unas milanesas?”, invitó Milei antes de cortar la comunicación. Tenían previsto verse este domingo, pero la derrota parlamentaria del Gobierno y el revuelo político entre el oficialismo y el PRO aceleró el encuentro.

Macri llegó puntual, antes de las 8 de la noche, en la camioneta Toyota que maneja su chofer histórico. Milei lo esperaba, como siempre, en la puerta del chalet presidencial de Olivos. Cuando se saludaron, apareció Guillermo Francos, que se despidió rápidamente de ambos: el jefe de Gabinete había sido en esas horas muy crítico de la actitud del PRO macrista de sumarse a la oposición en rechazo al DNU de la SIDE. Aunque fue mucho más duro al día siguiente: “El ex presidente tiene bastante experiencia en estos temas, su gobierno ha tenido varias denuncias penales”, disparó. La frase cayó pésimo en las oficinas del jefe del PRO.

Una vez solos, el presidente y Macri conversaron durante algunas horas. El ex mandatario le dio su visión y los motivos por los que había ordenado esa mañana plegarse a la derrota del gobierno. “Esto salió mal”, le reconoció Milei aunque el viernes diría públicamente que no le habían convencido las explicaciones de su antecesor. “Algo tenía que decir, es entendible”, analizaría después un colaborador macrista. La charla sobre ese rubro no duró demasiado: según confiaron fuentes al tanto de la reunión, el presidente cambió rápidamente de tema.

Mauricio Macri
El ex presidente Mauricio Macri
(Elvis González/)

Según su entorno, Macri había intentado persuadir previamente a Milei de no avanzar con ese DNU. También, y con mucho más énfasis, Miguel Ángel Pichetto, que se reunió días atrás con Caputo antes de que el consultor viajara a Villa La Angostura para descansar con su familia en Cumelén, el barrio exclusivo en el que, paradójicamente, veranea desde hace años el ex presidente. “Podían haber reasignado partidas en el presupuesto”, explicaron desde el bloque de Pichetto. Es lo que, en definitiva, prevé plasmar la Casa Rosada en el Presupuesto 2025 que el Presidente enviará al Congreso el 15 de septiembre -el primero de su mandato-, y en el que trabaja a contrarreloj el secretario de Hacienda, Carlos Guberman. Según una altísima fuente oficial, se analiza un incremento considerable para la SIDE: “El doble de los $100 mil millones, veremos”, confió la fuente.

Pichetto se considera un “hombre de Estado”. Un profesional de la política. Un pragmático. Nunca renegó de su capacidad para consustanciarse con el oficialismo. Está fastidiado. No lo convocan como él quisiera. La semana de mayor fragilidad parlamentaria del oficialismo, cree, se podría haber evitado. Era cuestión de negociar.

Milei y Macri podrían reencontrarse nuevamente hoy o este lunes a la hora de la cena, una rutina que se repite desde hace un mes y medio y que se propusieron sostener cada diez días o, incluso, de manera semanal, en medio de una relación cada vez más tensa entre el entorno presidencial y el ex jefe de Estado, que el viernes vuela a Corea y a África, y un gobierno que a casi nueve meses de asumido sufrió una triple derrota parlamentaria que exhibió todas sus falencias políticas. “Nadie nos llama”, es la frase más repetida.

En una misma semana, el Gobierno perdió el control de la comisión bicameral de inteligencia en manos de Martín Lousteau, el DNU de la SIDE sufrió una media sanción en contra y la nueva formula de movilidad jubilatoria, que recompone las jubilaciones en casi 8 puntos por la devaluación del verano, y cuyo veto ya fue anunciado por Milei, fue sancionada en el Senado con dos tercios de los votos, incluido el PRO.

“O (Macri) no maneja la tropa, o la tropa no entiende el daño que están haciendo”, se quejó Milei este viernes por radio, el día después de la sanción en la Cámara alta. El miércoles, mientras cenaban en Olivos, Macri era tendencia 1 en la red social X por el ataque sistemático de los cibermilitantes libertarios furiosos con la actitud del PRO. Al otro día, un colaborador del ex presidente le mencionó que los “empleados de Caputo” -así le dijo- lo habían hecho tendencia. Macri se rió.

Sesión de  la Cámara de Diputados 21-08-2024
Miguel Ángel Pichetto, el miércoles, en la votación por el DNU de la SIDE (NA)

“Triángulo de hierro” y crisis extendida

Al ex presidente, en realidad, no le causa ninguna gracia. Hasta cuando podrá sostener su rechazo sistemático al círculo de confianza presidencial sin que eso dañe el vínculo entre ambos es una pregunta que se hacen cada vez más dirigentes de ambos campamentos, del PRO y La Libertad Avanza. Más allá de las declaraciones de rigor, de la “muy buena” relación de ellos. Colaboradores de Macri dicen que está “perdiendo la paciencia”. Las señales públicas y privadas de Milei no arrojan ningún indicio que pueda llevar algo de calma a esa encerrona. Más bien, lo contrario.

“Santiago Caputo, junto a mi hermana, es el triángulo de hierro”, insistió el Presidente este viernes. “¿Qué les molesta, que el señor Santiago Caputo tiene un coeficiente intelectual varias veces por encima de la media y juega a la mancha a los aviones intelectualmente respecto a los precámbricos que andan dando vueltas por la política?”, completó para echar por tierra las versiones de un supuesto enojo presidencial con su asesor principal, como se comentó estas semanas en el círculo rojo. El viaje de Caputo a Villa La Angostura alimentó esos trascendidos.

Lo cierto es que, para disgusto de Macri, Milei no tiene previsto modificar su sistema de toma de decisiones integrado por ese “triángulo de hierro” que desde hace un semestre mantiene en vilo al establishment político, empresarial y sindical. Al menos por ahora. Es su esencia. Aún cuando el management de la administración libertaria haya quedado expuesto esta semana en su fragilidad. “Ahora cabe preguntarse si lo que llevó al gobierno hasta acá sirve hacia adelante”, reflexionó el miércoles un gobernador aliado.

Con Caputo recluido en el sur -vuelve mañana-, la gestión real de la negociación parlamentaria quedó virtualmente acéfala. El consultor tiene injerencia en las tratativas parlamentarias, en la Justicia, en las nominaciones a la Corte Suprema, en el rubro energético, en transporte, en buena parte del gabinete, en las empresas públicas y en la inteligencia, además del relato oficial y de la instrumentación de la maquinaria digital en redes que modificó el tenor de la discusión pública y que presagia una campaña electoral dificilísima de cara al 2025.

En ese contexto, el asesor quedó otra vez en el ojo de la tormenta. Y el resto de los funcionarios, atados de pies y manos. “Es un gobierno raro. No nos llamó nadie. Es difícil cuando un asesor sin cargo tiene mucho más poder que un jefe de Gabinete”, analizó una de las espadas parlamentarias del PRO.

Santiago Caputo y Karina Milei
Karina Milei y Santiago Caputo

El Presidente se sostiene en ese esquema endeble. No confía en casi nadie. Por eso su hermana y su consultor estrella se destacan en un círculo muy cerrado: fuera de ese universo, brillan muy pocas luces. Milei ni siquiera se fía en el administrador general de la Residencia Presidencial de Olivos, Osvaldo Javier Sosa: el presidente se siente mucho más cómodo, dentro de Olivos, con Mario Suli, su secretario personal. Sosa es el cuñado de María Belén Agudiez, la mujer de confianza de Karina Milei en la Secretaría General, que tiene reportes de todos los sectores del gobierno y que controla cada movimiento de su hermano.

Ella también confía en muy pocos colaboradores. Detesta a los periodistas. A casi todos por igual, solo con contadísimas excepciones. Puertas adentro, suele jactarse de que está dispuesta a tirar por la ventana a quien tenga que tirar.

La crisis interna en el bloque oficialista de la Cámara baja evidenció la inconsistencia del armado libertario. De no mediar imprevistos, la diputada Lourdes Arrieta, una de las visitantes a los genocidas de la última dictadura en el penal de Ezeiza, será expulsada del bloque en las próximas horas por exponer a Martín Menem, un protegido de la hermana presidencial. Fuentes oficiales dejaron trascender la posibilidad de hacerle correr la misma suerte al senador Francisco Paoltroni, muy crítico desde hace meses del “triángulo de hierro”. Audaz, Paoltroni expuso la última semana el entramado de cuentas de Caputo en la red social X. Más compleja es la vinculación con Victoria Villarruel, definitivamente corrida de las decisiones oficiales. La Vicepresidenta y Milei arrastran un rencor insuperable desde la campaña que conocen solo los más cercanos.

La rebelión del PRO de esta semana y la reacción pública del Presidente ofrece múltiples dilemas. ¿Puede partirse el bloque liderado por el ex presidente, enfrentado de manera insalvable con Patricia Bullrich, que el viernes volvió a acusarlo de “especulador”? ¿Quién garantiza, en un contexto de recrudecimiento de la debilidad parlamentaria, la gobernabilidad? ¿Las redes sociales? ¿Qué quiere Macri? ¿Colaborar genuinamente con el Ejecutivo o rescatar al PRO, si es que está a tiempo, de un hipotético mal resultado?

Cerca de Caputo, su archirrival interno, suelen destacar que, el asesor que aprendió de Jaime Durán Barba, lo tiene considerado a Macri como uno de los dirigentes más dañinos del sistema político.

Son demasiadas preguntas en un escenario de fragmentación social y política, y frente a una radiografía socioeconómica que todavía presenta resultados alarmantes.

Una consultora que trabaja para el sector público y privado, muy consumida por el círculo rojo político, registró, entre junio y agosto, una caída de 10 puntos en la imagen positiva del Presidente. Según esa misma medición, la preocupación social por la inflación se desplomó este mes al 25% -era del 66% a principio de año-, pero la inquietud por el desempleo trepó al 37%: era del 10% en enero.

En junio, tras un leve repunte de mayo, la actividad económica (EMAE) volvió a caer casi un 4% interanual. Solo algunos sectores le escaparon estos meses a la recesión, como el agro, la pesca o la minería. El resto parece no encontrar todavía piso para la caída. “Con este nivel de riesgo país, sin programa financiero, con la elección de Estados Unidos lejos y el dólar atrasado, el panorama es muy gris”, graficó un economista consultado por la política.

Creyentes que acuden a la Iglesia de San Cayetano, patrono del trabajo, en Buenos Aires (Argentina). EFE/ Juan Ignacio Roncoroni
Creyentes que acuden a la Iglesia de San Cayetano, patrono del trabajo, en Buenos Aires (Argentina). EFE/ Juan Ignacio Roncoroni
(Juan Ignacio Roncoroni/)

La evolución de los hogares porteños por debajo de la línea de indigencia y de pobreza, según el Instituto de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires (IDECBA), de julio de este año en comparación a un año atrás también expone la magnitud de la crisis. En la provincia de Buenos Aires, la demanda de ayuda social se triplicó en el interior y en el Gran Buenos Aires: en algunos distritos, se multiplicó por cinco. A pesar de la escasez de recursos, Axel Kicillof tuvo que incrementar en un 25% a partir de este mes el servicio alimentario escolar y los programas sociales. En la Ciudad, los módulos alimentarios que distribuye el gobierno se incrementaron al doble. La crisis se extiende a todo el país, con contadas excepciones. Un gobernador de Cuyo, por ejemplo, congeló las tarifas sociales hasta fin de año. Preocupado, le confió a este medio que hay intendentes de su provincia que empezaron a notar una baja sostenida en el pago de los servicios por parte de los vecinos.

Es una preocupación que es advertida por la Iglesia desde hace meses. Y que el propio Papa Francisco alertó en reiteradas oportunidades. En ese contexto, la visita del Sumo Pontífice entró en una zona gris. Fuentes eclesiásticas aseguraron que lo definirá a la vuelta del viaje a Asia y Oceanía, a mediados de septiembre. Pero hay cada vez menos entusiasmo, aunque sus promotores no pierden la esperanza.

Es un tema que, sin embargo, no desvela demasiado al Gobierno, que acaba de cambiar al secretario de Culto. Esta semana asumirá oficialmente Nahuel Sotelo, un conservador mucho más presentable que el reemplazado Francisco Sánchez. El único contacto confirmado por ahora del Papa con autoridades del gobierno será el próximo lunes 25 de noviembre, en Roma, cuando la canciller Diana Mondino viaje al Vaticano para participar con Francisco de la audiencia de celebración por el tratado de paz entre Argentina y Chile.

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