El Juzgado de Instrucción número 2 de Salamanca ha acogido este viernes el juicio por la muerte de la ciclista vallisoletana Estela Domínguez, ocurrida en el polígono industrial Los Villares, en la capital salmantina, el pasado 9 de febrero de 2023.
Tanto el Ministerio Fiscal como el abogado de la acusación particular han mantenido sus peticiones de máxima pena por un delito leve de homicidio por imprudencia menos grave, en concreto 18 meses de multa, a razón de diez euros diarios, y 18 meses de privación de carné de conducir.
A esta conclusión han llegado tras escuchar a los cuatro testigos del juicio, un guardia civil y tres personas más que conducían detrás del conductor del camión que atropelló a la ciclista vallisoletana.
Para el acusador público “se dan todos los requisitos de delito imprudente”, aunque no considera “dolosa ni intencional” la actuación del conductor denunciado. Igualmente, entiende probada la “distracción” del conductor en el momento del atropello, y asegura que fue una actuación negligente “no haber reducido la velocidad en esas condiciones y no llevar el cristal limpio”, ya que el conductor del camión frecuentaba esa zona.
Por otro lado, tanto el fiscal como el acusador particular han coincidido al señalar que la conducta de Estela Domínguez en el momento del accidente era la adecuada y llevaba la luz de posición encendida. Por tanto, ven probado que “no es el deslumbramiento la causa del accidente, sino no reducir la velocidad como aconsejan las normas de tráfico y es igualmente una infracción grave no llevar el parabrisas del vehículo limpio”.
Por todo esto, ambos letrados han solicitado como sentencia condenatoria la “pena máxima que permite el 142.2 del Código Penal en casos de imprudencia menos grave”, aunque han reconocido que en este caso está muy “próxima a la imprudencia grave”.
LA DEFENSA DENUNCIA “PRESIÓN MEDIÁTICA” DE LA FAMILIA
Por otro lado, el abogado defensor de B.G.H, el conductor acusado del atropello y muerte de Estela, ha pedido la “absolución por imprudencia leve” porque, según sus conclusiones, “no concurre ninguna agravante”, “la única sería la presión mediática” que la familia de la ciclista ha provocado.
Por último, el acusado, haciendo uno de su derecho a tener la última palabra, ha puntualizado que no es camionero y solamente estaba haciendo su trabajo, que es este caso era probar el camión que anteriormente habían reparado en el taller.
Además, ha asegurado que el lugar del accidente “es un punto negro de conducción”, que no vio “nada” y ha presentado sus “condolencias” a la familia, si bien ha denunciado haber sufrido insultos de todo tipo desde “el minuto cero”.
ALEGÓ DESLUMBRAMIENTO
Durante el juicio, ha testificado en primer lugar el guardia civil que acudió al lugar de los hechos el día del accidente y que ha ratificado el informe previo en el que se aseguraba que cuando llegó al lugar de los hechos “los servicios médicos ya estaban allí intentado la reanimación” de Estela Domínguez y que tomaron declaración al acusado, que llegó en un vehículo diferente, se identificó y manifestó “que no sabía lo que había pasado, que el sol le había deslumbrado y no llegó a ver a nadie delante de él”.
El Guardia Civil ha ratificado que el camión se desplazaba a una velocidad entre 54 y 60 km/h, cuando el tramo está limitado a 60 km/h. No se aprecia reducción de velocidad en el camión. Además, ha asegurado que no había huellas de frenado¡A en el lugar de los hechos, ya que se aprecia una disminución de la velocidad tras el golpe, no antes.
Sobre el deslumbramiento que alegaba el acusado, el testigo ha asegurado que el sol “entraba por la parte derecha de la calzada, no frontal, que es el más peligroso” y ha añadido que “ante un deslumbramiento hay que aminorar la velocidad e incluso detenerse”.
LA VÍCTIMA, PERFECTAMENTE SEÑALIZADA
Por otro lado, ha reconocido que Estela llevaba la luz roja trasera encendida y que ésta se puede ver “según homologaciones a 2 kilómetros” de distancia.
En cuanto a su percepción tras realizar la reconstrucción de los hechos al día siguiente en el mismo vehículo, hora y lugar, el guardia civil ha asegurado que “debió verla a pesar del deslumbramiento, y más con la luz roja” ya que el conductor que iba detrás del camión la vio a quinientos o seiscientos metros antes. “Si él la vio, entendemos que el conductor del camión también”.
Por último, preguntado por la defensa sobre si es incompatible llevar el parasol puesto y una mano puesta para tapar el sol con una distracción, el agente ha asegurado que precisamente “esas maniobras” pudieron ser “una distracción”.
El segundo testigo de la vista, el conductor de un coche que iba inmediatamente detrás del camión, ha recordado que vio la bicicleta “a cuatrocientos o seiscientos metros” a pesar de que el “el sol deslumbraba bastante, estaba bastante bajo”.
Por otro lado, ha apuntado que vio cómo el camión “redujo la velocidad después del golpe, no antes” y que “antes o en el momento del alcance hizo un movimiento en zigzag”.
Cuando ha llegado el turno de B.G.H, acusado del homicidio de Estela Domínguez, éste ha reconocido que acababa de reparar “el inyector del vehículo y salió a probarlo diez minutos, como viene haciendo desde hace 25 años. Además, ha asegurado que no la vio “en ningún momento”. “Iba con la mano izquierda tapando el sol. Sentí un ruido metálico al empezar a coger la curva y pensé que se ha soltado algo porque nos ha pasado muchas veces. No frené ni esquivé, quizá levanté el pie al notar el ruido, pero es porque no vi nada”, ha añadido.
En su declaración, el acusado también ha explicado que se guiaba por las rayas del suelo, así que iba por el carril seguro. Dejé el camión en la puerta del taller y le dije a mi hijo, he oído un ruido extraño, creo que he perdido algo”, ha alegado.
Sobre la vuelta al lugar de los hechos, el acusado ha reconocido que volvió pensando que se le había caído algo que podía provocar un accidente. “Vuelvo con una furgoneta porque era más pequeña y más rápida. Si hubiera sabido lo que había hecho, hubiera parado”, ha reconocido.
El último en declarar ha sido el hijo del conductor, O.G.H, que ha ratificado la versión de su padre: “Llegó tranquilo y dijo que había sentido cómo que había perdido una pieza, cogió la furgoneta y volvió al lugar”.
El hijo del conductor ha añadido, además, que participó en la reconstrucción con el mismo camión y lugar y que “el sol afectaba mucho a la visión”.
La vista ha tenido lugar, a requerimiento del Tribunal Superior de Justicia, en la sala de bodas del juzgado y no en las reservadas a los Juzgados de Instrucción, debido a su amplitud ya que han acudido numerosos medios de comunicación y muchos familiares y amigos de Estela Domínguez.
Antes del juicio, de hecho, se ha producido una protesta a las puertas del Juzgado protagonizada por cerca de un centenar de personas, familiares y amigos de la fallecida, así como de miembros del colectivo ciclista.