El pasado 24 de agosto se cumplió un año del violento robo que sufrieron María del Monte e Inmaculada Casal en su vivienda de Sevilla. Y aunque no han sido momentos fáciles y siguen sin serlo por la presunta implicación de su sobrino Antonio Tejado en el asalto, poco a poco la tonadillera recupera la sonrisa y supera el trauma que arrastra desde que unos encapuchados entraron en plena madrugada en su casa y las amordazaron y amenazaron de muerte antes de robarles sus joyas, relojes de alta gama y dinero en efectivo.
Hace una semana María se subía al escenario en Málaga y sorprendía a propios y a extraños haciendo una broma sobre “el único reloj que me queda”, haciendo referencia a la colección de gran valor que le sustrajeron en el robo y que no ha recuperado.
Y confirmando que ha renacido cual ave Fénix, la folclórica continúa con su gira de conciertos. En esta ocasión ha actuado en las fiestas mayores del verano de Santa Coloma de Gramanet y se ha dejado ver radiante, relajada y sonriente, sin dejar de intercambiar confidencias con el público mientras hacía un completo repaso por sus temas más conocidos.
Con un favorecedor vestido con flores bordadas en tonos verdes, y un mantón en rojo, María ha derrochado arte en todos los sentidos y ha revelado que es el apoyo de sus incondicionales lo que le ha hecho recuperar la alegría tras su año más complicado. “Gracias por el cariño con el que me tratáis, lo de guapa lo aguanto, lo de canija no porque sería mentira. Gracias porque llenáis mi corazón día tras día y conseguís que vuelva a sonreír” ha confesado al inicio del concierto.
Entre canción y canción también ha habido momentos para hablar de su condición sexual, bromeando con la expresión “salir del armario” al preguntarse “¿dónde está el armario?”. “No hay que salir del armario, hay que llevarse el armario de vuelta para atrás” ha dejado claro, haciendo toda una declaración de intenciones de lo orgullosa que está desde que proclamó su amor por Inmaculada en el Orgullo de Sevilla en 2022.
Un concierto que se vio ensombrecido por las altas temperaturas -se la vio sofocada en varios momentos de la noche-, ciertos problemas técnicos y de sonido que causaron alguna que otra dificultad que la artista superó demostrando su voz al ritmo de sus sevillanas más famosas.
Y antes de despedirse de su público catalán, otro mensaje muy especial: “En el bien y en el amor, que no os corten las alas. Que no os arrepintáis nunca de decir ‘no lo intenté’ (…) que no os pase nunca como a ellos que dejaron pasar su amor y se arrepintieron”.
Dos horas de actuación tras las que María abandonaba el lugar sin pararse a atender a las cámaras pero recibiendo el cariño incondicional de sus fans, con los que se fotografió con su mejor sonrisa mientras firmaba autógrafos a unos y a otros. Un baño de masas que duró varios minutos, incluso cuando ya en el interios del coche que la llevaría de nuevo a su hotel, algunas de sus seguidoras le cogieron la mano a través de la ventanilla.