La industria automotriz argentina ha empezado a recorrer el último mes del primer semestre de 2024 con más preguntas que certezas. En teoría, con julio debería empezar el tramo de recuperación que equilibre las cifras y permita cerrar el primer año de gobierno de Javier Milei con el esperado rebote económico que ya no se espera que sea “una V sino más bien la pipa de Nike”, pero que llegue a diciembre lo más cerca de 400.000 unidades posible.
El incremento de al menos diez puntos porcentuales en los impuestos que gravan la producción y comercialización de automóviles fue la gran luz amarilla que se encendió cuando a pocos días de comenzar a ejercer el mandato del nuevo presidente de la nación, se subió el Impuesto PAIS de 7,5 a 17,5%.
Desde entonces, primero con la Secretaría de Industria y el equipo de Pablo Lavigne, y finalmente con el mismísimo Ministro de Economía, Luís Caputo, los directivos de las automotrices nucleadas en ADEFA, han intentado recuperar la competitividad de sus exportaciones para sostener las 13 plantas que fabricas autos en Argentina en niveles de rentabilidad razonables para justificar la operación de cada marca en el país.
El resultado fue un primer anuncio del responsable del Palacio de Hacienda referido a medidas que recuperen las condiciones que regían hasta el año pasado para las exportaciones incrementales y la puesta en marcha de mecanismos para que las autopartes que se importan para producir vehículos con destino de exportación, tengan una reducción de aranceles. Se espera que para finales de julio ya esté en funcionamiento el sistema de control que permita establecer rápidamente cuáles son esas importaciones temporales y empezar a generar el beneficio efectivamente.
Mientras tanto, a fuerza de descuentos, bonificaciones y financiación a tasa 0% de ciertos montos, cuotas y modelos, las fábricas mantuvieron los precios quietos en busca de seducir al comprador argentino para mantener en movimiento el mercado interno.
“Después de un primer trimestre muy difícil, con una caída de ventas que llegó al 36,6% respecto al año anterior, y muchísimo esfuerzo de las terminales para que en abril hubiera un primer signo de recuperación, llegamos a mayo y toda esa caída está ahora en un 22,1%. El mercado se viene recuperando, estamos viendo con buenos ojos esa recuperación que estamos teniendo pero fue una caída fuerte la que hubo respecto al año pasado”, comenzó analizando Martín Galdeano, Presidente de Ford Argentina y Ford Sudamérica, durante una pausa al promediar el día de pruebas del nuevo Ford Mustang GT Performance en el Autódromo de Velocitta, a unos 200 kilómetros de Sao Paulo, en Brasil.
Este mismo año, cuando terminaba el primer trimestre, el ejecutivo argentino había proyectado como optimista, que para fin de año se vendieran entre 340.000 y 350.000 unidades entre todas las fábricas argentina. Sin embargo, esas cifras han cambiado, y Galdeano dice ahora que “lo que proyectamos nosotros es que esa recuperación va a seguir. Hoy ya estamos proyectando 370.000 o más, ya que vemos una progresiva recuperación de algunos sectores como el campo y las ventas minoristas. Además, la suba del dólar ayudó a que algunos clientes tomaran su decisión de compra del segundo bien más importante que tiene una persona después de una casa, que es el auto”, señaló.
Aunque con las listas de precios de junio ya no hay bajas de precios sustanciales para mover las cifras, algunos modelos se mantienen sin aumentos, pero otros han empezado a tener actualizaciones leves de sus valores de venta. Los modelos más accesibles son los que siempre tienen menor margen de beneficios para un fabricante, precisamente para poder tener el precio más bajo de todo el portafolio de productos. Así, con la inflación que, aunque bajando, todavía sigue existiendo, los precios de esos modelos tienen que aumentar para no generar pérdidas.
Para una fábrica hay dos cosas que en teoría nunca tienen que suceder: que se pierda dinero con un modelo con cierta continuidad en mercado, y que queden autos fabricados que nadie compra, ocupando un playón de las plantas, pero habiendo generado un costo de fabricación que hay que cubrir. Algo de eso es lo que explica el comportamiento de los precios en lo que va del año 2024.
“Lo que está pasando es que vos tenías una inercia en una industria que venía con una actividad a nivel de inventario en la red que de golpe tuvo ese ‘parate’ del que estamos hablando. Entonces eso fuerza a que aparezcan los descuentos como los que se ven hoy. Las terminales tuvimos un incremento de precios en los últimos meses que fue muy bajo o nada. Pero para eso también contribuye una relativa estabilidad de la macro economía con el tipo de cambio, por ejemplo. Yo creo que la demanda de hoy es la que tiene que ser. Lo peor que te puede pasar es ‘empujar’ autos que la gente no quiere comprar. Por eso tratamos de salir de ese tipo de situaciones y adaptamos la producción de acuerdo a la demanda”, dijo Galdeano a Infobae.
Sin embargo, el Presidente de Ford en la región sigue pensando que, más allá de adaptarse, la industria necesita decisiones urgentes. “La principal preocupación que yo tengo, lo que más ocupa mi tiempo es que Argentina, nuestra planta de Pacheco, sea competitiva para exportar. Cuesta mucho hacer una inversión como la que hicimos ahí – 660 millones de dólares para Ranger -, y cuesta mucho ganar un mercado de exportación. Entonces, no ser competitivos es un problemón. Y hoy lo que tenés es un nivel de impuestos a la producción y la importación que hay que arreglarlo. Todas las terminales estamos de acuerdo que estabilizar la macro es fundamental, pero ese es un gran problema. Yo estuve en Chile hace tres semanas y en ese mercado hay 82 marcas de auto registradas, de las cuales el 60% es de origen asiático, precisamente porque es un mercado abierto. Entonces yo no me canso de repetir que Tailandia es mejor destino para exportar una Ranger a Chile que hacerlo desde Argentina, porque Tailandia no tiene ese nivel de impuestos. Entonces, es algo que tenemos que solucionar”, dijo.
En las últimas semanas se puso al RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones) que pretenden destrabar y aprobar en pocos días desde el Poder Ejecutivo Nacional, como una nueva posible preocupación para los fabricantes, ya que el RIGI asegura 30 años con grandes ventajas impositivas para las empresas que quieran radicarse en Argentina.
“Para mí es bueno, es importante. Yo celebro la competencia porque nos hace mejores a todos, a los fabricantes porque mejoramos nuestros productos, y es mejor para el cliente también. La competencia es buena, pero tenemos que estar seguros de que todos competimos con las mismas reglas. Si me preguntas mi opinión del RIGI, yo te contesto: ‘asegurémonos que, yo terminal, que estoy hace 110 años en Argentina, tengo las mismas reglas que cualquiera de cualquier origen que va a venir ahora. Con eso en la mesa, para mí está fantástico”, detalló Galdeano.
“La intención del gobierno es buena. Yo sé que arreglar todos los detalles es complejo, con muchísimos sistemas, con una enorme complejidad legal y demás. Pero el concepto es ser competitivo para exportar. Nosotros invertimos casi 700 millones de dólares para Ranger, y no lo hicimos para un volumen producción de 400.000 unidades. Esa inversión se hizo pensando en exportar. Nosotros en Pacheco tenemos 3.500 empleos directos incluyendo de todo, desde operarios hasta cocineros, y en Adefa tenemos calculado que, por cada empleo directo, generás tres empleos indirectos. Es lo que funciona, que vos generes empleo, y todo eso se sostiene con las exportaciones”, finalizó.