La lectura es una habilidad esencial en la vida de cualquier individuo, siendo la puerta de entrada a la adquisición de conocimientos y el desarrollo de otras competencias. Sin embargo, enseñar a leer es un desafío complejo que va más allá del simple hecho de compartir un texto y esperar que los estudiantes empaten con su contenido.
En las últimas décadas, el mundo ha buscado diversas formas de promover y fomentar el hábito de la lectura a través de distintas campañas educativas. Aunque han tenido resultados variados, este tema aun no ha quedado resuelto, pues cifras de la OCDE revelan que los niveles de lectura en América Latina aún están por debajo del promedio mundial. Un estudio en México reveló que el 60% de los niños de nivel primaria tienen problemas con la lectura o no saben leer; Argentinos por la Educación también mostró que el 50% de los niños del tercero de secundario no comprenden lo que leen.
Ante los preocupantes datos, que son similares en países como Colombia, Perú, El Salvador y otros territorios de Latinoamérica, las autoridades educativas y organizaciones internacionales han comenzado a implementar diversas estrategias para resacir este problema de rezago educativo, así como enmendar desde cero la educación de los estudiantes más pequeños.
¿A los maestros les debe gustar leer?
Dentro de los factores que se mencionan como parte de la enseñanza de la lectura, se ha contemplado también el gusto y el interés de los maestros y maestras para leer constantemente y por ende, así contagiar las ganas de la lectura. Sin embargo, esto ha abierto un debate sobre si es un factor importante y elemento clave para que los niños y niñas aprendan y comprendan lo que leen.
En ese sentido, Beatriz Diuk, especialista de alfabetización de lectoescritura, dijo en el auditorio de Ticmas dentro de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (FILBA) dijo en conversación con Patricio Zunini que la pasión por la lectura no es una cuestión determinante para que los estudiantes aprendan o no a leer, escribir y comprender los textos.
Y es que si bien el docente juega un papel crucial en la formación de los estudiantes como lectores competentes, esperar que todos los maestros tengan una pasión innata por la lectura puede ser irreal, ya que como personas, cada unos somos distintos y podemos tener diversos gustos e interéses e incluso habilidades desarrolladas. En cambio, es más práctico y beneficioso proporcionarles herramientas y estrategias pedagógicas que les permitan enseñar a leer de manera efectiva.
“El sistema educativo necesita miles de maestros y tal vez no todos sean apasionados de la lectura. El desafío para los que hacemos didáctica es qué herramientas les damos a esos maestros menos apasionados para que igual puedan enseñar a leer y escribir. Como docente hay que estar apasionado porque los chicos aprendan. Eso es innegociable”, recalcó la investigadora argentina” .
¿Cómo alfabetizar en lectocomprensión?
Y es que con la lectura se da por hecho que los profesores deben de amar y disfrutar la lectura de cualquier tipo de textos, sin embargo, cuando se plantea la misma premisa pero con las matemáticas, se entiende que no todos pueden disfrutarlas o apasionarse por ellas. De la misma forma, el Observatorio del Tec recordó en un artículo que en el transcurso de la pandemia de COVID-19 fue notable que los docentes no estaban preparados para alfabetizar desde la educación en línea; con ello se demuestra que, aunque existan profesores que si tengan un gusto por la tecnología, no todos tenían la habilidad desarrollada para entender y utilizar las herramientas disponibles.
Maestros y maestras bien preparados puede enseñar a leer con éxito independientemente de su gusto personal por la lectura. La clave está en el uso de metodologías basadas en la evidencia, recursos didácticos apropiados y estrategias pedagógicas adaptadas a las necesidades individuales de los estudiantes. En ese sentido, Ticmas se ocupa de este tema haciendo un acompañamiento docente al mismo tiempo que se brindan las herramientas y materiales para hacer que los estudiantes puedan aprender a leer y sobre todo comprender aquello que leen.
Silvana Cataldo, especialista en innovación educativa y líder de Proyectos Educativos en Ticmas, contó que a través de su programa “¡A leer en vivo!”, Ticmas permite a los docentes tener esa capacitación y aterrizaje de ideas y estrategias para empatar la lectura con técnicas de gamificación en el aula. Se trata de un juego que promueve la lectura y motiva a los estudiantes a explorar el mundo digital. Esta actividad de aula gamificada permite a los niños simular ser streamers, leyendo en voz alta y respondiendo preguntas en una transmisión en vivo ficticia. Los participantes eligen temas de interés y leen textos relacionados, interactuando con un “público” virtual que hace preguntas en el chat.
Además, La herramienta que propone Ticmas resulta una aliada para los docentes ya que les permite conocer cuál es el desempeño real de cada alumno, por lo que se vuelve más sencillo reforzar el aprendizaje en aquellos con promedios más bajos. Tener en cuenta este tipo de parámetros conviene ya que la capacidad de leer y escribir ayuda a desarrollar el pensamiento crítico, según recalca la Unicef en su artículo Cuatro de cada cinco niños y niñas en América Latina y el Caribe no podrán comprender un texto simple, lo cual marca una habilidad esencial para evaluar argumentos y formular respuestas fundamentadas, y para continuar con el aprendizaje de otras áreas.
No se puede negar que un docente apasionado por la lectura puede inspirar a sus estudiantes. Sin embargo, depender exclusivamente de esta pasión puede ser insuficiente y, en algunos casos, llevar a la frustración tanto de docentes como de estudiantes. Incluso si el maestro o maestra ama leer diversos tipos de texto, esto no es garantía exacta y fiel de que la enseñanza será efectiva. Por ello, que los docentes tengan acceso a herramientas como Ticmas y recursos necesarios para enseñar a leer de manera eficiente.