“Ni el porro te hace malo ni leer la Biblia te hace santo”. Una chica recorre la plaza del Congreso con un cartón pintado que expone la hipocresía de estos tiempos. Mientras Alemania acaba de regular el uso adulto de la marihuana y Estados Unidos piensa en bajar el nivel de peligrosidad del cannabis en las listas de sustancias prohibidas -para poder avanzar hacia el paradigma del país europeo-, el gobierno argentino apunta al sentido contrario y se encamina a restringir el uso medicinal y productivo de esta planta milenaria, tal como adelantó Infobae semanas atrás.
Por eso este sábado, en la tradicional Marcha Mundial de la Marihuana, miles de personas se manifestaron en ciudades de todo el país para reclamar una nueva ley de drogas, que ubique al usuario de cannabis mínimamente en el mismo lugar que el fumador de tabaco o los consumidores de alcohol; es decir, lejos de la criminalización. Más allá del reclamo básico de todas las marchas desde hace casi dos décadas, el tema sobre el que se puso énfasis fue el riesgo que corre el registro de usuarios del Programa Cannabis del ministerio de Salud, gracias al cual 170 mil personas pueden cultivar plantas en sus casas para uso terapéutico. Por eso muchos levantaron carteles advirtiendo: “El Reprocann no se toca”.
La convocatoria más numerosa fue lógicamente la de Buenos Aires. Por primera vez en muchos años, la marcha no se realizó debido a cierto temor de las organizaciones a ser víctimas del protocolo de circulación del Ministerio de Seguridad y se acordó con las fuerzas de seguridad una marcha simbólica alrededor de la plaza del Congreso, de la que participó una multitud, concentrada luego sobre la avenida Entre Ríos, bajo la cúpula y frente a un escenario desde donde una decena de referentes leyeron el documento de los organizadores.
“A 7 años de la aprobación de la ley de usos medicinales sostenemos que el Reprocann no se toca, y seguimos exigiendo el pleno cumplimiento para el acceso a la salud de todos los usuarios. Aún hoy continúan las dificultades y demoras en la inscripción a este programa, por lo tanto exigimos la aprobación automática de los reprocannes pendientes, usuarios medicinales, cultivadores solidarios y ONG’s”, leyó Facundo De Luca, de la Agrupación de Cannabicultores del Sur.
Según informó el vocero presidencial Manuel Adorni semanas atrás, hay 90 mil personas en la lista de espera para conseguir la aprobación en el registro. El Reprocann existe desde 2021 y habilita a que cualquier usuario que tenga la indicación médica pueda comprar aceites de marihuana en farmacias y cultivar hasta nueve plantas en su casa, no importa la patología que sufra, para fumarla o producir sus aceites, tinturas y cremas caseras. Si el profesional de la salud considera que le hace bien y adjunta la indicación a una base de datos de Salud de Nación, el paciente, tras una evaluación de los profesionales que trabajan en el Reprocann, tiene el derecho a acceder al cannabis por un plazo de tres años, renovables, y a transportar hasta 40 gramos dentro del país.
Sin embargo, el ministerio de Salud trabaja ahora en una nueva reglamentación de la legislación para restringir las patologías permitidas a nueve. Según plantean, sólo sobre estas hay “evidencias científicas” del beneficio de la planta. Se trata de dolor oncológico, neuropatía post herpética, esclerosis múltiple, lesión medular traumática, dolor del Sistema Neurológico Central, epilepsia refractaria, autismo, dolor producido por Accidente Cerebro Vascular (ACV) y neuralgias.
“Gracias a esta ley, miles de personas hoy cultivan su terapia legalmente, otras miles cultivan legalmente para otras tantas que no pueden hacerlo, en un círculo virtuoso de comunidad y solidaridad. Hoy hay diplomaturas en todo el país, dispositivos de acompañamiento, investigación, hay un sistema de salud que cada vez más se abre a las posibilidades terapéuticas de esta planta”, consideró Valeria Salech, presidenta de Mamá Cultiva Argentina, con la preocupación de que todo eso se achique o se termine.
Las agrupaciones cannábicas plantearon también el fracaso de la guerra contra las drogas a nivel mundial y la necesidad de una nueva perspectiva en política de drogas que no persiga a los usuarios. En ese sentido, Emilio Ruchansy y Florencia Corbelle, del Acuerdo por la Regulación Legal del Cannabis, una plataforma que suma a 50 organizaciones de distintas áreas, detallaron cómo evolucionó la criminalización del autocultivo de cannabis en los últimos años en Argentina.
Basados en estadística de la Justicia Federal, explicaron que las causas aumentaron exponencialmente entre 2016 y 2019, un 58%, mientras que los expedientes por tenencia para comercialización crecieron 30% y los de tenencia para consumo, 11%. “Esto quiere decir que con la ley de cannabis medicinal se amplió el autocultivo y, en contra de lo que podría suponerse, también se recrudeción la persecución a quienes cultivan”, analizó Corbelle, Doctora en Antropología por la Universidad de Buenos Aires e investigadora del Conicet.
Ruchansky aportó datos del Observatorio Argentino de Drogas, de la Sedronar, y reveló que “el 44,7 por ciento de la población está de acuerdo en regular la marihuana para uso adulto o recreativo mientras que un 38,4% lo rechaza y un 10% está indecisa”.
El periodista y activista aseguró que “casi el 90 por ciento del porro que se consume en Argentina son flores cultivadas y cosechadas en nuestro país, el resto es marihuana prensada”, por lo que arengó a la multitud que escuchaba antentamente: “Tenemos que defender los derechos que conseguimos todos estos años. Herramientas como el Reprocann, la posibilidad de registrar semillas o el funcionamiento de la Agencia de cannabis medicinal e industrial, son fundamentales para lograr una regulación legal más adelante”.
Fotos: Nicolás Stulberg