(HealthDay News) — La inteligencia de un niño no es la única clave del éxito académico, concluye un nuevo estudio británico.
En cambio, la inteligencia más los factores “no cognitivos”, como la determinación de sobresalir a pesar de los obstáculos y un amor innato por el aprendizaje, pueden empujar a un niño a la cima de la clase, según muestran nuevos datos genéticos.
“Nuestra investigación desafía la suposición de larga data de que la inteligencia es el principal impulsor del rendimiento académico”, dijo la coautora principal del estudio, la Dra. Margherita Malanchini.
“Hemos encontrado evidencias convincentes de que las habilidades no cognitivas (como la determinación, la perseverancia, el interés académico y el valor atribuido al aprendizaje) no solo son predictores significativos del éxito, sino que su influencia se fortalece con el tiempo”, añadió Malanchini, profesor principal de psicología de la Universidad Queen Mary de Londres.
Ella y la coautora principal del estudio, la Dra. Andrea Allegrini, del Colegio Universitario de Londres, publicaron sus hallazgos en la edición del 26 de agosto de la revista Nature Human Behavior.
En el nuevo estudio participaron más de 10.000 niños británicos, cuyo éxito académico se siguió entre los 7 y los 16 años. Al mismo tiempo, los investigadores de Londres observaron el ADN de cada niño, en busca de genes que se sabe que están vinculados a ciertas habilidades no cognitivas.
El equipo también comparó los resultados en parejas de gemelos idénticos y fraternos, analizando nuevamente cómo los genes compartidos podrían influir en los resultados académicos.
Juntaron los datos para crear una puntuación “poligénica” que predecía qué tan bien podría ir cada niño en la escuela.
“Descubrimos que los efectos genéticos asociados con las habilidades no cognitivas se vuelven cada vez más predictivos del rendimiento académico a lo largo de los años escolares, de hecho, su efecto casi se duplica entre los 7 y los 16 años”, señaló Allegrini, investigador del Colegio Universitario de Londres, en un comunicado de prensa del Queen Mary. “Al final de la educación obligatoria, las disposiciones genéticas hacia las habilidades no cognitivas eran tan importantes como las relacionadas con las habilidades cognitivas en la predicción del éxito académico”.
En otras palabras, la inteligencia por sí sola no siempre es suficiente para sobresalir: el impulso, la curiosidad y otros rasgos también juegan un papel importante en el éxito académico.
Parte de eso va más allá de la genética, y también depende del ambiente en casa o en la escuela, apuntaron los investigadores. El estudio de los gemelos ayudó a respaldar esa noción.
“Encontramos que aunque los procesos de toda la familia tienen un rol significativo, la creciente influencia de la genética no cognitiva en el rendimiento académico sigue siendo evidente incluso dentro de las familias”, explicó Allegrini. “Esto sugiere que los niños pueden moldear activamente sus propias experiencias de aprendizaje en función de su personalidad, disposiciones y habilidades, creando un ciclo de retroalimentación que refuerza sus fortalezas”.
Los nuevos hallazgos sugieren que las escuelas deben enfocarse en algo más que la inteligencia de los niños para mejorar sus calificaciones.
“Nuestro sistema educativo se ha centrado tradicionalmente en el desarrollo cognitivo”, dijo Malanchini. “Es hora de reequilibrar ese enfoque y dar la misma importancia al fomento de las habilidades no cognitivas. Al hacerlo, podemos crear un entorno de aprendizaje más inclusivo y efectivo para todos los estudiantes”.
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FUENTE: Universidad Queen Mary, comunicado de prensa, 26 de agosto de 202
*Ernie Mundell HealthDay Reporter ©The New York Times