Científicos que buscan el origen del COVID-19 han conjuntado una breve lista de animales que posiblemente ayudaron a transmitir la enfermedad a las personas, en un esfuerzo que, esperan, pueda ayudarles a rastrear el brote hasta su fuente.
Los investigadores analizaron material genético recogido en el mercado chino donde se detectó el primer brote y encontraron que los animales más probables eran los perros mapaches, las civetas y las ratas del bambú. Los científicos sospechan que los animales infectados fueron llevados al mercado de Wuhan a finales de noviembre de 2019, lo que, a su vez, desató la pandemia.
Michael Worobey, uno de los autores del nuevo estudio, dijo que su equipo halló cuáles son las subpoblaciones de animales que pudieron haber transmitido el coronavirus a los seres humanos. Esto podría ayudar a los investigadores a establecer con precisión dónde circula comúnmente el virus en los animales, lo que se conoce como su reservorio natural.
“Por ejemplo, en el caso de los perros mapaches, podemos mostrar que los perros mapaches que estuvieron (en el mercado)… pertenecían a una subespecie que circula más en algunas partes del sur de China”, dijo Worobey, biólogo evolutivo de la Universidad de Arizona. Este conocimiento podría ayudar a los investigadores a comprender de dónde provinieron esos animales y dónde fueron vendidos. Posteriormente, los científicos podrían comenzar a obtener muestras de murciélagos del área, conocidos por ser reservorios naturales de coronavirus relacionados, como el que provoca el SARS.
Aunque la investigación refuerza el argumento de que el COVID-19 tiene un origen animal, no resuelve el polarizado debate político de si el virus surgió de un laboratorio de investigación en China.
Mark Woolhouse, catedrático de enfermedades infecciosas de la Universidad de Edimburgo, dijo que el nuevo análisis genético indica que la pandemia “tuvo sus raíces evolutivas en el mercado” y que era muy poco probable que el COVID-19 infectara a personas antes de ser identificado en el mercado de Huanan.
“Se trata de un importante hallazgo e inclina la balanza a favor de un origen animal”, dijo Woolhouse, que no está vinculado con la investigación. “Pero no es algo concluyente”.
Un grupo de expertos encabezados por la Organización Mundial de la Salud llegó a la conclusión, en 2001, que el virus probablemente se propagó entre los seres humanos proveniente de animales y que una fuga de laboratorio era “extremadamente improbable”. El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo después que era “prematuro” descartar una fuga de laboratorio.
COVID-19, todavía una amenaza para la salud global
Actualmente, el COVID es una enfermedad estacional que puede volverse grave e incluso provocar la muerte si su propagación aumenta, según los últimos análisis. A pesar de que existen vacunas disponibles en todo el mundo para protegerse contra el SARS-CoV-2, entre el 80% y 90% de las víctimas recientes son personas que no han recibido las vacunas de refuerzo recomendadas.
Es fundamental dejar atrás la visión limitada de la enfermedad desde la perspectiva del tiempo pandémico y reconocer su presencia continua.
El COVID, según los estudios más recientes, provoca actualmente más muertes a nivel global que la influenza, y las reinfecciones por SARS-CoV-2 generan secuelas mucho más graves que las causadas por la gripe. Mientras que una persona puede contraer gripe varias veces en su vida sin complicaciones significativas, aún no está claro si el organismo puede tolerar de la misma forma múltiples infecciones de COVID.
Además, el COVID tiene un efecto a largo plazo conocido como long COVID, que se entrelazará con el “new COVID”, producto de las reinfecciones derivadas de las nuevas variantes y cepas que emergen por la naturaleza cambiante del virus.
(Con información de AP)