Inés Morencia
Valladolid, 18 jul (EFE).- Un Alcalde de Zalamea, de Calderón de la Barca, actual, directo y que conecta con el público, abrirá este viernes en Olmedo (Valladolid) el XVIII Festival de Teatro Clásico a cargo de la compañía Teatro Corsario, más de cuatro décadas de constante reivindicación y análisis de los clásicos.
Es la séptima vez, en su dilatada trayectoria, que abordan una obra de Calderón de la Barca, uno de los autores más prolíficos y reconocidos del Siglo de Oro español, y lo hacen desde la sencillez, despojado de elementos superfluos, con una versión asequible y próxima al espectador.
El dramaturgo, protagonista
Y siempre bajo su premisa de dar el merecido protagonismo al dramaturgo, para que sea reconocible, “porque es importante comunicar pero también es fundamental que no se pierda el texto, y que el autor pueda firmar la obra porque si se modifica sería como una traición”, ha explicado a EFE el director de Teatro Cosario, Jesús Peña.
El secreto del éxito de su compañía descansa sobre “el estudio de los textos y el trabajar al máximo los espectáculos”, lo que les ha permitido tener “una actividad ininterrumpida, aunque con algún que otro altibajo”, desde que en 1982 inició su recorrido.
En esta versión de una de las piezas más representadas de Calderón, “no hay mucho que añadir para que el espectador saque sus conclusiones, porque ya el escritor sabe transmitir la situación de indefensión de la mujer, y el intento por solventar una grave situación a través de la justicia, para evitar más violencia”, ha proseguido.
De plena actualidad
Porque en El alcalde de Zalamea se cuenta la historia de una violación y la forma en la que Pedro Crespo, padre de la agredida, Isabel, trata de resolver lo sucedido buscando una salida lo menos traumática posible para todas las partes, en el contexto de la época, y con las herramientas que entonces había para poder abordarlo.
“El acoso a la mujer sigue patente en la actualidad, es una lacra que no ha desaparecido puesto que las mujeres siguen sin poder ir tranquilas por la calle, pero ahora la justicia es diferente, si bien Calderón ya planteaba esa necesidad de que las leyes actuasen para evitar estas situaciones”, ha advertido Peña.
Como sucede en muchas de las creaciones teatrales entra en juego ese conflicto entre el destino y la libertad, y lo mágico de estas es la búsqueda constante por tratar de escapar de ese fin, que puede ser sobrenatural o mucho más mundano, un intento de controlar lo que ya parece marcado y que Peña “admira”, ya que él cree que en la mayoría de las veces “no existe esa posibilidad”.
Idilio y diversificación
Eso no impedirá que Teatro Corsario mantenga ese idilio eterno con el teatro clásico porque, de hecho, ya está trabajando en un nuevo recital que se llamará “Escenas corsaries” y, además, recuperarán el espectáculo “Pasión”, que se representará en el Teatro Calderón de Valladolid en abril de 2025, durante la Semana Santa.
Pero hay otro aspecto que destaca de este grupo teatral vallisoletano, y es su diversificación, a partir de la iniciativa del propio Jesús Peña, para adentrarse en el mundo de los títeres, y que incluso se llevó a cabo con cierto pudor, con un arduo trabajo de investigación y estudio del formato.
Ese esfuerzo, esa búsqueda por ampliar la comunicación sobre el escenario, se tradujo en un éxito sin precedentes de “La maldición de Poe”, que obtuvo una magnífica respuesta por parte de público y crítica, y que les llevó a participar en festivales internacionales.
Porque no se trataba solo de contar historias con títeres sino que se buscó que estos fueran los únicos protagonistas, es decir que no se viera al manipulador bajo ningún concepto -sin utilizar recursos como luz negra-, lo que resultó novedoso, y les aportó un plus a su repertorio. EFE
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