Demostrando que su relación con el Rey Felipe VI ha mejorado notablemente en los últimos tiempos y que nada hay de cierto en los rumores de distanciamiento entre los hermanos, la infanta Cristina asistía con el Monarca a la boda de Victoria López-Quesada y Enrique Moreno de la Cova este sábado en Madrid. Un enlace al que también asistían dos de los hijos de la ex duquesa de Palma, Irene y Juan Urdangarín, además de la Reina Sofía y la infanta Elena, arropando a la hija de Cristina de Borbón Dos Sicilias y Pedro López-Quesada en el día más feliz de su vida.
Un reencuentro de la familia del Rey en el que hubo grandes ausencias: la Reina Letizia -que se encontraba en París animando a los atletas españoles en las Paraolimpiadas-, la Princesa Leonor -que ya ha comenzado su formación castrense en la Escuela Naval de Marín-, la infanta Sofía, el Rey Juan Carlos -que no ha viajado desde Abu Dabi a pesar de su buena relación con los Borbón Dos Sicilias- o Pablo Urdangarín, que continúa centrado en su carrera deportiva como una de las grandes promesas del balonmano español.
Mientras su familia asistía a la boda más glamourosa de la temporada, el segundo hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín se dejaba una vez más la piel en el campo junto al Fraikin BM Granollers, contribuyendo con su juego y sus goles a la victoria de su equipo.
Con la mente puesta en debutar en la Selección Española y sin miedo a las posibles comparaciones con su padre, Pablo destacó una vez más sobre la pista, convirtiéndose en el máximo goleador del encuentro que enfrentó al Club Handbol Molins y el BM Granollers.
En la grada, sin perder detalle de cada jugada, Johanna Zott, que se ha convertido en la mayor fan del nieto del Rey Juan Carlos y le ha arropado en esta ocasión ante la ausencia de toda su familia. Intentando mantenerse en un discreto segundo plano, la joven se situó en la última fila, aplaudiendo orgullosa a su novio, con el que mantiene una sólida relación desde hace casi dos años.