La muerte de la Gorda Fabiola el pasado 19 de septiembre enlutó a todo el país, pues era una de las humoristas más reconocidas y queridas tras durar alrededor de 30 años sacándole una sonrisa a los colombianos.
La familia se ha mantenido al margen de los medios de comunicación durante el duelo que está viviendo; sin embargo, el viernes 4 de octubre, Nelson Polanía, esposo de la humorista, en diálogo con el programa 6AM de Caracol Radio, confesó que con su esposa muchas veces se burlaron y hablaron de la muerte, esto debido a que la Gorda tuvo complicaciones en su salud en repetidas ocasiones.
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“Estoy contento de volver a trabajar, de volver a seguir disfrutando del trabajo que me unió a Fabiola tantos años, el humor, porque fue el humor y el amor que nos unió toda la vida”, indicó ‘Polilla’.
Hace aproximadamente 10 años, cuando ella empezó a tener problemas en su salud, hablaron sobre cómo sería la vida del uno sin el otro. “Para nosotros siempre estaba presente esa posibilidad, porque la muerte siempre está al lado de todos los seres humanos”, agregó.
El comediante recordó que, “cuando nosotros salíamos de un funeral, Fabiola siempre me decía: ‘yo no tengo problema con que a mí me muestren en un funeral’, pero ella me decía: ‘si yo me muero primero y si me van a mostrar, tienen que mostrarme bien, usted me tiene que mostrar bien maquillada, bien vestida, bien arreglada, donde usted me llegue a mostrar mal arreglado mal maquillada o fea le jaló las patas’”.
Polanía confirmó que la última vez que vio a su esposa con vida fue en el hospital en el que se encontraba, a las 4:00 a. m., en ese momento decidió recordarle lo mucho que la amaba. “Yo estaba ahí y yo sabía que ella estaba en esa pelea de irse o quedarse, pero ella siempre me decía que ella se sentía una paz impresionante, que le daban ganas de quedarse, entonces lo único que le decía era que la amaba, en todo lo que habíamos hecho y que yo la estaba esperando acá”, afirmó.
El comediante subrayó que los perros y su familia han sentido la presencia de la humorista en la casa. Según él, en la última noche del novenario ella estuvo ahí y les mandó señales.
“Cuando estamos terminando el último la última noche del novenario, estábamos terminando los rezos y mi perrita, estaba acostada en el sofá y de un momento a otro ella se paró, miró hacia la puerta y siguió con la mirada algo, hasta que se fue el pasillo del apartamento, o sea ella, vio algo porque lo siguió con la mirada. Yo lo estaba viendo y me entró un frío impresionante en el cuerpo”, aseguró.
Polilla, días antes de la muerte de la Gorda Fabiola, le había regalado un bonsái, tras su muerte regresó a casa y se dio cuenta de que la planta había perdido sus hojas. “Días antes del fallecimiento le habían regalado un bonsái y estaba hermoso, estaba lindo, tenía unas hojas fucsias, divinas. El día de su fallecimiento llegué a la casa tipo 5 de la tarde y todas las hojas se habían caído. Llegué, abrí y lo primero que vi fue según todas las hojas caídas, no quedó una sola, quedó completamente solo el tallo, señales, esas son señales”, señaló.
El comediante resaltó que para la pareja se había convertido en una rutina normal hablar sobre la muerte, un tema que incluso utilizaban en sus rutinas de humor. Para él, su esposa tenía un “humor muy sádico”.