La sequía en Grecia alcanzó niveles críticos este año, una situación evidenciada claramente en el embalse de Mornos, la principal fuente de agua de Atenas. Uno de los signos más alarmantes de esta crisis es la reaparición del pueblo de Kallio, sumergido a finales de los años 70 cuando se construyó la presa.
Los residentes de las áreas circundantes fueron los primeros en darse cuenta de este acontecimiento. Observaron con asombro cómo el agua retrocedió con el tiempo, lo que reveló construcciones que llevaban décadas escondidas.
Apostolos Gerodimos, líder de la comunidad de Kallio que fue desplazada para armar la presa, describió la situación al medio británico The Guardian: “Es una situación de pesadilla”.
Luego agregó: “Cuanto más baja el nivel del agua, más edificios que antes estaban sumergidos vuelven a emerger. Si no llueve este invierno, el problema va a empeorar mucho”.
Mientras que Dimitris Giannopoulos, alcalde del municipio de Dorida, aseguró en comunicación con la agencia Reuters que no sucedía algo así hace unos 33 años. “Día a día, el agua va bajando”, afirmó.
En paralelo, la agencia EFE también informó que la superficie del embalse de Mornos se redujo de 17 a 12 kilómetros cuadrados en el último año, según el Observatorio Nacional de Atenas. Los niveles inhabituales de calor durante junio, julio y agosto exacerbaron la situación.
Kostas Koutsoumbas, vicealcalde de un pueblo cercano al embalse, señaló que el nivel del agua “ha bajado 40 metros” este año y continuará descendiendo hacia el sur, según The Guardian. Destacó: “No hemos visto nada parecido desde 1993″.
La sequía en Grecia, una preocupación
El impacto de la sequía no se limita solamente al embalse de Mornos. Según EFE, en los últimos dos años, la capacidad del embalse disminuyó un 25%, lo que se vio como una alarma entre las autoridades locales.
Petros Varelidis, secretario general de Aguas del Ministerio de Energía griego, advirtió que si la sequía continúa, en apenas cinco años las reservas de agua podrían agotarse por completo en la región de Ática, donde reside aproximadamente la mitad de la población griega, unos cinco millones de habitantes. Esta dramática situación amenaza con desabastecimiento a la zona más poblada del país.
La crisis hídrica en Grecia tiene implicaciones amplias en la región mediterránea, donde las altas temperaturas y los inviernos suaves provocaron una notable reducción de lluvias y nevadas en los últimos años. Según The Guardian, la compañía de suministro de agua Eydap señaló que los niveles de agua en los embalses bajaron aproximadamente un 30% en comparación con el año pasado.
Cómo lo afronta el gobierno
Xaris Sajinis, director de la compañía, dijo a la agencia estatal AMNA: “Por el momento, no hay necesidad de medidas restrictivas” para el uso de agua. Aunque advirtió que podrían ser necesarias si no se registra suficiente precipitación, según EFE.
Otras partes del país también están sufriendo. EFE reportó que en varias islas del mar Egeo y el mar Jónico, como Cefalonia, Leros y Sifnos, se declaró estado de emergencia por la escasez de agua. En la isla de Creta, la presa de Aposelemi también muestra niveles críticamente bajos.
El gobierno griego está tomando medidas para enfrentar la crisis. The Guardian citó al primer ministro Kyriakos Mitsotakis, quien afirmó: “No podemos permitirnos el lujo de desperdiciar agua”. La firma Eydap contempla inversiones de 750 millones de euros e incitó a la población de Ática a no desperdiciar agua.
El mismo medio añadió que se planea explotar el lago Yliki, situado a unos 85 kilómetros al noroeste de Atenas, además de los lagos artificiales alimentados por los ríos Mornos y Evinos.
Según EFE, el director del Observatorio Nacional, Kostas Lagouvardos, aseguró que el invierno pasado fue el más cálido registrado desde 1960, y este año se han registrado los meses de junio y julio más calurosos en la historia del país.