El economista Nicolás Cachanosky cuestionó el discurso del Gobierno para fortalecer el peso en lugar de avanzar hacia una dolarización plena, como la comprometida por el presidente Javier Milei en campaña electoral.
“Una dolarización se hace declarando al dólar moneda de curso legal, no haciendo del peso la moneda fuerte y llevando al ahorrista a tener que vender sus dólares para poder pagar sus cuentas e impuestos. Parece que vamos camino a una anti-dolariziación no espontánea”, afirmó Cachanosky en la red X.
Cachanosky escribió un libro con el experto Emilio Ocampo sobre las ventajas de adoptar a la monedas norteamericana para la Argentina, exterminando el peso y el Banco Central.
Cachanosky explicó que “en nuestro libro, Dolarización para Argentina, Emilio Ocampo y yo argumentamos que la opción óptima para Argentina es adoptar la dolarización lo antes posible, incluso antes de otras reformas. Nuestro argumento se basa en la creencia de que la dolarización no actúa como sustituto de otras reformas, sino como catalizador de las mismas: una condición necesaria (pero no suficiente) para la recuperación económica de Argentina”.
“La dolarización eliminaría rápidamente la elevada inflación. También mitigaría los riesgos de crisis monetarias, devaluaciones y fuga de capitales, que han sido problemas persistentes en Argentina durante años. Además, la dolarización reduciría los costes de endeudamiento, atraería la inversión extranjera y fomentaría el comercio y la integración con Estados Unidos y otros países dolarizados. Nuestras predicciones no son ilusiones. Son exactamente lo que se ha observado tras la dolarización en otros países, como Ecuador en 2000″, explicó en una nota publicada en Infobae tiempo atrás.
Y luego indicó que “las ventajas de la dolarización van más allá de la economía. Adoptando el dólar desde el principio, el gobierno se ganaría la confianza y el apoyo del público. Este impulso en la certidumbre pública proporcionaría al gobierno el capital político y la libertad necesaria para aplicar otras reformas muy necesarias, como las del sistema fiscal, el sistema de pensiones, el mercado laboral, el poder judicial y la calidad institucional”.
“Lamentablemente, este escenario no se está cumpliendo en Argentina. Milei ha pospuesto la dolarización y actualmente intenta aprobar una mega ley integral que engloba importantes reformas. Estas reformas incluyen la consecución de un presupuesto equilibrado para finales de año, la reducción del gasto público, la revisión del código tributario y la privatización de empresas estatales. Sin embargo, se enfrenta a una formidable oposición y resistencia por parte del Congreso, los sindicatos y las provincias. Ya se han alcanzado compromisos, como la supresión de algunas subidas de impuestos propuestas, para garantizar los votos a favor de los restantes componentes de la mega ley”, concluyó.
La postura de Ocampo
Ocampo, profesor de la Ucema y con un MBA en Chicago, afirmó tiempo atrás que “no hay otra manera de dejar atrás la pesadilla de la alta inflación, en forma irreversible”; además, dijo que nadie presentó una alternativa creíble frente a la historia negativa del país.
“No estamos como estamos por casualidad, no es aleatorio. En lo últimos 25 años respecto del resto del mundo tuvimos una variación del PBI negativa y en términos de inflación estamos en la compañía de estados fallidos, de países en guerra, no comparable con países civilizados”, advirtió Ocampo.
Según Ocampo, es falaz “compararnos con un ideal que no existe, es una mala idea. Y un cambio efímero es peor, porque se perderá la esperanza”. Por este motivo, dijo que no es posible seguir el camino de los otros países latinoamericanos que bajaron la inflación sin dolarizar, con la excepción de Ecuador y El Salvador.
El halcón de Estados Unidos
En tanto, Hanke defendió la dolarización en numerosas oportunidades. “Creo que Milei ha estado mal asesorado. La gran idea del Presidente es la dolarización. Hizo campaña sobre esa base y ganó las elecciones, en gran parte, por su promesa de poner fin a las crisis monetarias y a la inflación endémica de Argentina”, indicó.
“La dolarización debería haber sido la primera política aplicada por Milei. Eso habría acabado con la inflación de inmediato, habría dado a la gestión un gran impulso de credibilidad y le habría facilitado la aplicación del resto de su programa”, afirmó.
“A la hora de aplicar políticas económicas, no hay nada más importante que su secuencia adecuada. Basta considerar la experiencia del presidente Carlos Menem. Fue elegido por primera vez en julio de 1989, el mismo mes en que la hiperinflación alcanzó un máximo del 199% mensual. Carlos Menem tenía muchas buenas ideas, pero no consiguió aplastar la inflación inmediatamente y, como resultado, no iba a ninguna parte”, sostuvo.
“Entonces, en febrero de 1991, Menem cambió a Domingo Cavallo de ministro de Asuntos Exteriores a ministro de Economía, y el 1 de abril de 1991 se introdujo el Sistema de Convertibilidad, se aplastó la inflación, se produjo un shock de confianza, las reformas empezaron a avanzar, los obstáculos empezaron a quedar atrás y la economía se disparó”.
“Hay importantes lecciones que aprender de las experiencias del presidente Menem. En Argentina, hay que empezar con un big bang para establecer la confianza y estabilizar la economía. Después de todo, puede que la estabilidad no lo sea todo, pero todo es nada sin estabilidad”, indicó Hanke.