El derecho sucesorio es el área del derecho que se ocupa de la transmisión de patrimonio tras el fallecimiento de una persona. Este proceso puede ser especialmente complicado si el fallecido no ha dejado un testamento – el documento que establece cómo se repartirán sus bienes y obligaciones-. Según expertos legales, elaborarlo ofrece múltiples ventajas, como garantizar que las últimas voluntades del testador sean cumplidas y reducir el tiempo y los costes para los herederos. Sin embargo, muchas personas no lo hacen, lo que complica el proceso de sucesión. En estas situaciones, la ley establece cómo se deben distribuir los bienes, generalmente siguiendo un orden de consanguinidad. Una de las cuestiones más contenciosas en estos casos es sobre la herencia que se pueden llevar los hijos nacidos fuera del matrimonio.
Según el Código Civil, en una sucesión legal o intestada (sin testamento), la ley otorga tanto al cónyuge como a los hijos y padres del difunto la condición de heredero forzoso. Estas figuras cuentan con una parte reservada de la herencia de un fallecido, denominada legítima. Por orden de prioridad, son los descendientes del fallecido (hijos o nietos en el caso de que un hijo haya fallecido) los principales beneficiarios de la legítima. Dentro de estos descendientes se engloban tanto los biológicos como los adoptados, y los nacidos dentro o fuera del matrimonio. Todos con los mismos derechos sobre la herencia y deben recibir la parte de la legítima que les corresponde (se hace una repartición equitativa entre todos los herederos forzosos).
Qué pasa si un hijo no es incluido en el testamento
Un hijo no mencionado en el testamento, ya sea por olvido o de manera intencional, puede suponer la impugnación del documento por preterición (omisión de un hijo en un testamento) y la anulación (se declara inválido).
Cuando un hijo extramatrimonial no es incluido en el reparto de la herencia que hizo el causante, el derecho le permite reclamar su parte. Sin embargo, este proceso generalmente es complejo y requiere asesoría legal para asegurar que los derechos del hijo se respeten correctamente.
Tercios en los que se divide una herencia
Las herencias se dividen en tres partes conocidas como tercios: el tercio de legítima, el tercio de mejora y el tercio de libre disposición. El Código Civil establece a quiénes se puede asignar cada una de estas fracciones, y un testamento ayuda a distribuirlas de manera más clara.
- Tercio de legítima: Un tercio de la herencia se asigna a los herederos forzosos, que incluyen al cónyuge y a los hijos del fallecido, o a los descendientes de estos si ya han fallecido. Este tercio debe repartirse por igual entre los herederos forzosos. Con un testamento, se puede especificar cómo se distribuirán los bienes, como dinero, obras de arte y otros activos de diverso valor, para evitar posibles disputas entre los herederos.
- Tercio de mejora: Este tercio puede utilizarse para aumentar la parte de herencia de uno o más herederos legítimos, mejorando así su porción. En herencias con hijos y cónyuge sobreviviente, este tercio se destina generalmente al cónyuge. El tercio de mejora permite una redistribución legal que favorece a un heredero sobre otro.
- Tercio de libre disposición: Este tercio de la herencia puede destinarse a cualquier persona o entidad, sea o no familiar y sea o no heredero legítimo. La persona que recibe esta parte de la herencia tendrá que pagar más impuestos que un familiar.
Cuando no hay testamento, el Estado se encargará de repartir la herencia conforme a las indicaciones anteriores, pero eliminando ese tercio de libre disposición.