El color café es asociado por la escritora y especialista en psicología del color, Eva Heller, como un tono antipático, antierótico, desagradable, vulgar y necio.
Sin embargo, el color es muy bien recibido en la moda, pues consideran que es neutro, por lo que al ser combinado con otros tonos puede alcanzar su máximo potencial.
Todas estas percepciones cambian de acuerdo con la persona y su contexto, pues la influencia que tiene el color dependerá de la conexión entre las experiencias, cultura, preferencias y religión con lo que se percibe visualmente, dando sentido a lo que el ojo capta, según el artículo Amor y dolor son del mismo color: La psicología de los colores publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Qué dice de mi personalidad el uso del café
Eva Heller, escritora alemana especializada en la psicología del color escribió en su libro Psicología del color que este color es el más rechazado de todos los colores; sin embargo, está muy presente en la moda, pues al ser la combinación de todos los colores se considera adecuado para todas las ocasiones.
“El marrón resulta particularmente agradable cunado se combina con colores más animados, como el oro y el naranja, su combinación con el negro debe evitarse pues el negro lo hace demasiado sombrío”, menciona Heller.
El color café se asocia con la tierra y la estabilidad. Se relaciona con la grandeza y la construcción de bases sólidas para el futuro, de acuerdo con los terapeutas de color Howard y Dorothy Sun en su libro Color your life. How to use the right colours to achieve balance, health and happiness (Colorea tu vida. Cómo usar los colores adecuadamente para alcanzar equilibrio, salud y felicidad).
Es muy probable que las personas que prefieren este color sean muy dedicadas y comprometidas con su trabajo, familia y amigos. Son individuos prácticos, pero también pueden ser inseguros e inestables.
“El color café genera una energía organizada y firme, especialmente para las responsabilidades de todos los días. Aquellos a los que les gusta este color son capaces de ir a la raíz de las cosas y lidiar con asuntos complicados de forma sencilla y directa. No son personas sin sentido”, mencionan los terapeutas.
Utilizar este color en interiores evoca a la madre Tierra y se asocia con la estabilidad, reflejando seguridad y confianza. Los tonos cálidos del café, que van desde medios a claros, son ideales para paredes y techos si se desea crear la percepción de que el techo es más bajo de lo que realmente es.
“Los tonos durazno, naranja claro o verde azulado funcionan muy bien para crear un balance con el café. El café oscuro es mejor utilizarlo en áreas pequeñas de la casa, pues puede ser muy pesado e incluso deprimente; en cambio, es mejor hacer uso de ese tono en exteriores, por ejemplo, puertas, cobertizos de jardín, paredes”, mencionan.
Historia del color café
El color marrón siempre ha estado presente y abunda en nuestro entorno. Sus tonos son muy comunes en la naturaleza: la corteza de los árboles, la piel y el pelo de los animales, la tierra arcillosa, los suelos áridos y los flujos de lodo, según la página especializada en tejidos e historia del arte, Gratacós 1940.
“El marrón simboliza la madre Tierra, representando la esencia de la vida y la muerte. Su relación con la madurez es manifiesta, especialmente en otoño, cuando este color brilla en su máxima intensidad. Las flores pierden su juventud, y las hojas se tiñen gradualmente de marrón, señalando el final de su ciclo”, menciona la página.
Etimológicamente, el término marrón es un galicismo. Proviene de la palabra francesa “marron”, que significa castaña. Esta palabra se incorporó a mediados del siglo XIX para referirse a lo que antes se conocía como castaño.
La página menciona que este color ha sido abundante y fácil de producir y se utilizaba en tejidos sin teñir elaborados con fibras crudas y pardas. Desde la Grecia Clásica hasta finales del siglo XVIII, las prendas de colores vivos eran símbolo de estatus y reservadas para las clases privilegiadas, mientras que las prendas marrones señalaban una condición inferior y eran usadas por las clases populares, asociadas con la sencillez y la pobreza.
En la Antigua Roma, la ropa marrón se vinculaba a los pobres o bárbaros, denominados “pullati”. En la Edad Media, el marrón era considerado el color más feo, asociado con campesinos y siervos, representando lo común y vulgar, en oposición a la opulencia de la nobleza.
Debido a su simbolismo de humildad, los primeros monjes cristianos eligieron el marrón para predicar una vida sencilla. Los monjes que hacían voto de “máxima pobreza” usaban hábitos marrones, como los franciscanos. Durante siglos, el marrón también fue el color del luto para los pobres, ya que los tejidos negros eran inaccesibles para las clases populares.
Tradicionalmente, se pensaba que una persona vestida de marrón quería pasar desapercibida. Psicológicamente, este color se percibía como común y hasta mediocre. De hecho, algunas normas de vestimenta, que tienen sus raíces en este imaginario, prohíben que los ejecutivos de alto rango usen trajes marrones, ya que se considera que desmerecen su estatus.
“Más allá de ciertas creencias o tradiciones, la moda ha adoptado el marrón en su lecho y le ha dado infinidad de posibilidades. Es un tono cálido y profundo, desprende magnetismo, es fácil de combinar, y por lo tanto se adapta a la perfección en infinidad de looks porque hace de su discreción, su mejor cualidad. No en vano se le considera un neutro como el blanco, el negro o el azul marino” concluye el sitio.