Mucho se habla sobre los gobernantes que tuvo Tenochtitlan antes de la llegada y dominio de los españoles, a partir de 1521. Moctezuma, Cuauhtémoc o Cuitláhuac son algunos ejemplos de lo grandes tlatoanis que tuvo la capital mexica. Sin embargo, poco se dice de los gobernantes de otras importantes ciudades en la época prehispánica.
Un claro ejemplo de un gran gobernante que hubo en otras ciudades mesoamericanas es Nezahualcóyotl, quien estuvo al frente de Texcoco. Y es que muchos años antes de que los mexicas llegaran al Valle de México, los texcocanos ya se habían establecido a las orillas del lago y herederos de la cultura Tolteca habían civilizado a su población hasta un grado de refinamiento sin igual, como no se había visto en ese momento.
Texcoco fue encontrada situada en las orillas del lago del mismo nombre, al oriente de Tenochtitlan, y cuando fue gobernado por Nezahualcóyotl, conocido como El rey poeta, se convirtió en la sede de las amoxcalli (bibliotecas) más impresionantes del mundo prehispánico.
Esos eran salones repletos de los códices más antiguos, los más complejos y los más extensos sobre historia, botánica, astronomía y matemáticas. Este no fue el único mérito de Nezahualcóyotl.
Además de ser reconocido como un gran guerrero en su juventud, Nezahualcóyotl también fue uno de los más grandes ingenieros de su tiempo por las obras hidráulicas que llevó a Tenochtitlan, la ciudad de sus aliados mexicas. El objetivo de esas obras fue separar el agua dulce de la salada del lago mediante un gran duque en la parte oriente del lago, fabricado con troncos y rocas, construcción que también sirvió para evitar inundaciones en Tenochtitlan.
Además, funcionó como un catalizador de ecosistema, pues las zonas pantanosas del lago se volvieron más higiénicas. También creó leyes de gran valor que, por ejemplo, prohibían la embriaguez, aseguraban la educación de los artistas y de los jóvenes que tuvieran algún talento y que también creaban un excelente aparato de gobierno que garantizaba la correcta impartición de justicia.
Durante el tiempo que gobernó, había enormes templos en Texcoco para las deidades, y armoniosos edificios para las funciones del gobierno, así como lujosos palacios donde se alojaban los miembros de la nobleza. Había magníficos jardines botánicos que los españoles incluso compararon con los míticos jardines colgantes de Babilonia.
Moctezuma Ilhuicamina, al ver su talento, solicitó su ayuda para embellecer Tenochtitlan, destacando entre aquellas obras la reconstrucción del acueducto de Chapultepec y la remodelación del Templo Mayor.
Se dice que el compromiso de Nezahualcóyotl era tal, que en Texcoco se puso gran empeño en todas las escuelas para que los niños hablaran el mejor náhuatl, el más propio y correcto.
Bernal Díaz del Castillo, un cronista español aliado de Hernán Cortés, dio a conocer su asombro al contemplar los miles de libros de la biblioteca en su obra La verdadera historia de la conquista de la Nueva España.