La gelatina es un postre clásico y versátil que ha ocupado un lugar especial en nuestra mesa durante generaciones. Sin embargo, las versiones tradicionales de gelatina a menudo están cargadas de azúcares refinados y aditivos artificiales.
Este postre no solo conserva la textura agradable y el sabor ligero que todos amamos, sino que también incluye ingredientes que aportan múltiples beneficios para la salud.
El polen, uno de los productos naturales más ricos en aminoácidos como la cisteína, triptófano y la metionina. Por otro lado, la miel, además de ser un excelente endulzante natural, es una fuente útil de carbohidratos que contienen oligoelementos, sustancias químicas esenciales para el buen funcionamiento del organismo, según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México.
Cómo se prepara esta gelatina
Esta receta está publicada en la página Gastronomía Vasca y rinde aproximadamente cuatro porciones. Esta preparación puede conservarse en el refrigerador por hasta cinco días, siempre y cuando se mantenga bien cubierta para evitar que absorba otros olores.
Ingredientes
- 1 cucharadita de agar agar en polvo
- 2 tazas de agua
- 2 cucharadas de miel de abeja
- 1 cucharada de polen de abeja
- 1 cucharadita de jugo de limón (opcional)
Procedimiento
- En una cacerola, disuelve el agar agar en las 2 tazas de agua a temperatura ambiente, mezclando bien.
- Lleva la mezcla a ebullición a fuego medio, removiendo constantemente hasta que el agar agar se disuelva por completo (unos 3-5 minutos).
- Una vez disuelto, reduce el fuego y añade la miel, mezclando hasta que se incorpore completamente.
- Retira la cacerola del fuego y agrega el polen de abeja y el jugo de limón si lo usas, mezclando bien.
- Vierte la mezcla en un molde para gelatina o en recipientes individuales.
- Deja que la mezcla se enfríe a temperatura ambiente durante unos 20 minutos.
- Una vez enfriada, coloca la gelatina en el refrigerador durante al menos 1 hora para que cuaje completamente.
- Desmolda y sirve fría.
Beneficios nutricionales de los productos de la colmena
La miel posee un pH entre 3 y 6, siendo tan ácida como el vinagre, pero por su alto contenido de azúcares simples como la glucosa y la fructosa, su acidez no es apreciable al paladar humano, de acuerdo con Karla Itzel Alcalá Escamilla, Investigadora del Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Fisiología y Mejoramiento Animal (CENID-FyMA), del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
“Contiene un 17% de minerales, que incluyen el Hierro, Potasio, Sodio, Calcio, Magnesio, Cobre, Manganeso, Fósforo y Azufre”, menciona Escamilla.
La miel está compuesta principalmente de azúcares simples que son rápidamente asimilables por el organismo, proporcionando un aporte de energía. Existen numerosos tipos de miel, cuya variedad depende de las flores que las abejas visitan para recolectar el néctar.
Es por ello que la miel varía en color, aroma, sabor y densidad. Hay mieles claras, oscuras y en una gama de colores que va desde el blanco agua hasta el ámbar oscuro. Asimismo, algunas mieles son densas mientras que otras son muy fluidas, lo cual depende de la cantidad de humedad que contienen.
Las mieles claras tienden a tener un aroma delicado y un sabor suave, mientras que las mieles oscuras poseen un aroma y sabor más intensos y suelen ser más ricas en minerales.
El polen es un producto de la colmena de gran relevancia, ya que constituye la principal fuente de proteína para las abejas y también puede ser consumido por las personas como suplemento alimenticio. Es producido por las anteras de las flores y su función es fecundar los estigmas de las flores femeninas receptivas.
“El polen es sin duda el más importante de los productos de la colmena. Es un complemento dietético para las abejas y se requiere para la crianza de nuevas abejas. Se almacenan en las celdas y lo mezclan para tener un alimento balanceado y rico en nutrientes”, menciona Karla Escamilla.
El polen, en promedio, contiene un 25% de proteínas, un 27% de carbohidratos, entre un 4% y un 8% de lípidos y entre un 3% y un 12% de cenizas. Entre los principales minerales presentes en el polen se encuentran el potasio, calcio, magnesio, sodio, hierro, manganeso, zinc y cobre.
Además, se han identificado varias vitaminas en su composición, como tiamina, niacina, riboflavina, piridoxina, ácido pantoténico, ácido fólico, biotina, vitamina C, vitamina E y carotenos.
