Episodios anteriores:
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The Acolyte – Episodio 8: buen cierre para una serie con altibajos
En una mitad de año protagonizada por la pantalla chica, entre las recientes nominaciones a los Emmy y la gran cantidad de series esperadas que se desarrollaron estos meses como The Boys o House of the Dragon, Star Wars finalizó The Acolyte con un último episodio que pone punto final a la primer historia, fuera del ala de los Skywalker dentro de su universo.
“The Acolyte” es, valga la redundancia, el título de este episodio final que por momentos funciona mejor que casi toda la temporada junta. Si bien la promesa de ser una temporada autoconclusiva se cumple, también siembra mucho a futuro y nos deja la sensación de que más temprano que tarde tendremos la confirmación de una segunda temporada. Hay puntos altos y puntos bajos para remarcar, así que vamos a hablar en general de la temporada y, específicamente, de este último episodio.
En esta oportunidad, volvemos al presente luego de que, como espectadores, tenemos el panorama completo de qué es lo que sucedió en el pasado con Osha y Mae. Volvemos al planeta de origen de las protagonistas, que será el punto de reunión de todos los personajes que vimos hasta ahora en una batalla que no sOlo será física sino también mental.
Más allá de que no estoy muy conforme con cómo algunos personajes llegan a esta situación, debo decir que la transición que buscan dar entre el bien y el mal (y viceversa) está muy bien lograda a nivel visual, dando la sensación de que vivimos un círculo completo y muy progresivo desde el primer capítulo hasta el último. Pero The Acolyte quiere ir más allá de sus propios personajes (quizás también esto sea su talón de Aquiles), y nos lleva hacia el dilema: ¿qué tan posible es reprimir las emociones para encontrarte de un solo lado de la fuerza?
El debate filosófico que plantea The Acolyte es sumamente interesante y es la culminación de la idea que nos planteó la serie desde un principio: el gris de los personajes, la negación de los jedi por entender que las emociones van más allá de la fuerza. El problema es que por más profundo que sea el episodio, no hubo un desarrollo que haya acompañado para llegar a este momento.
Muchos giros en el guion se sienten forzados y el camino de los personajes no termina de sentirse orgánico. Esto se complejiza (y empeora) cuando estamos hablando de una serie que tiene ocho episodios y aún así se hace muy larga, dando la sensación de que podría ser una mucho mejor película que lo que es como serie.
Puntualmente, hablando de este episodio, es cierto que estamos ante uno de los mejores de estas ocho entregas que tuvimos hasta el momento. Las batallas de sables láser son las mejores de la temporada y dejan con ganas de ver mucha más acción de este estilo en el universo Star Wars. La tensión entre los personajes llega a un punto culmine que nos permite disfrutar, siendo el mayor acierto de la temporada, las relaciones entre ellos. Master Sol con Osha y Mae, Osha y Mae con Qimir, y la Orden Jedi con todos ellos.
Por otro lado, el haber cerrado todo lo que se había planteado (y que estaba abierto faltando un solo episodio) de una manera correcta le suma puntos a un episodio de no más de 45 minutos netos que tenía mucha responsabilidad en sus espaldas. De algunas referencias a otros personajes que se dan en el episodio no voy a hablar, por supuesto, pero sí remarcar que se sienten muy forzadas y hasta inconexas con la serie haciendo que para el espectador promedio sean hoy una incógnita total.
Como seguidor de Star Wars, debo darle la derecha a The Acolyte en que es una de las ideas más originales y atrevidas que tuvo la franquicia desde que Disney la compró. Logra mostrarnos una etapa nueva de la línea de tiempo entre sutilezas y detalles que determinan una gran representación de lo que era la Alta República y nos da una temporada cliché pero entretenida que apuesta a lo seguro y cumple. Es cierto que deja algunas puertas abiertas para posibles nuevas temporadas, pero lo hace con el compromiso de cerrar los puntos fuertes de la trama e intentar darnos una historia que tiene principio y fin.
Sin embargo, en líneas generales todo se siente precario y vuelve a caer en fallas comunes que otras producciones de Disney (prácticamente todas las series de Marvel) tienen. Desarrollos apurados mientras que por otro lado sobra tiempo, decisiones narrativas cuestionables, personajes que no son fieles a sí mismos y actuaciones que no terminan de convencer. The Acolyte no es una mala serie, y el último episodio es de los mejores dentro de su temporada, pero todo nos deja una sensación agridulce de que podría haber sido mucho mejor de lo que fue.