Redacción internacional, 5 jul (EFE).- Para la periodista cubana Alondra Santiago, la decisión del Gobierno de Ecuador de expulsarla del país es prueba de que el “autoritarismo” del presidente, Daniel Noboa, “no tiene límites”, asegura a EFE en su primera entrevista con un medio internacional desde su salida.
Hace exactamente una semana, Santiago, de 33 años y quien vivía desde hacía casi 20 en la nación andina, abandonó Quito tras ser informada de que se le revocaría su visado de residencia permanente por presuntos actos contra la seguridad nacional con base a un presunto informe de los servicios de inteligencia.
“Los primeros días (han sido) complicados. De llorar, de sentirme mal, de extrañar… ¿Cómo es posible que te quiten la posibilidad de vivir en un país donde tú hiciste tu vida?”, se pregunta entre lágrimas.
La decisión del Gobierno ecuatoriano ha sido criticada por periodistas y organizaciones gremiales, como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Muchos ligan la medida con la parodia de Santiago sobre la gestión de Noboa utilizando parte del himno nacional, algo que fue muy criticado.
En los últimos meses el presidente ecuatoriano ha sido cuestionado por las violaciones de derechos humanos en la lucha contra la violencia y el crimen organizado y por el asalto de la Policía a la embajada de México en Quito.
Este viernes se realizará la audiencia en la que la defensa de la periodista, con cientos de miles de seguidores en redes sociales a través de la marca IngoEc -antes Ingobernables-, pedirá medidas de protección, como incluir en el expediente el “informe secreto” en que se basó el Gobierno para quitarle la residencia.
“La defensa va a exponer todas las violaciones a mis derechos que ha cometido el Gobierno”, afirma la comunicado.
“Lo que Daniel Noboa hizo conmigo no solo es cortarme la libertad de prensa sino que me cortó incluso el derecho que tuve de defenderme (…) Yo no sé por lo que se me acusa, no he visto el documento, mi abogado tampoco lo ha visto”, se queja.
Santiago asegura, sin embargo, que incluso si la Justicia falla a su favor no tiene claro si volverá a Ecuador porque siente que su vida podría estar en riesgo. De hecho, pidió a EFE por motivos de seguridad no revelar su localización.
“Yo quisiera regresar a mi país, que es Ecuador, porque ahí tengo toda mi vida. Pero, ¿qué pasa? Si un Gobierno es capaz de cometer este acto totalmente loco y violento… Si yo mañana puedo regresar, ¿qué más puede hacer el presidente? ¿Qué puede mandar a hacer? Yo no tengo garantías de que mi vida esté a salvo allá”, asegura.
Santiago cree que el caso de Ecuador no es una excepción en la región.
Latinoamérica, señala, ha sido “un gran ejemplo de lo que está pasando a nivel de autoritarismo y a nivel de violentar a la prensa”. También, cree que se ha “normalizado” que presidentes y autoridades “invaliden o le digan a la prensa cómo tiene que actuar”.
En este sentido, la SIP alertó que la libertad de prensa en América Latina cayó el año pasado a su “nivel más bajo”. Este colectivo y otras ONG han denunciado acciones contra los medios en países como Cuba, Nicaragua, Venezuela, El Salvador, México y Argentina.
“Se ha validado tanto el hecho de que las autoridades traten de decirnos cómo tenemos nosotros los periodistas que hacer nuestro trabajo que la ciudadanía también lo piensa”, agrega.
Santiago, quien se identifica como una “mujer de izquierda” y expresa públicamente sus opiniones, cree que también fue reprochable la actitud con los medios del expresidente ecuatoriano izquierdista Rafael Correa (2007-2017), aunque considera que su caso no es comparable.
“Romper periódicos sienta un precedente nefasto para el periodismo. Porque viene otro y dice: ‘Si ya lo hicieron nosotros lo podemos hacer también’ (…)”, dice recordando gestos de Correa en conferencias de prensa.
Y prosigue con su razonamiento: “Si mañana quiere hacerlo [expulsar periodistas] el mismísimo partido de Correa o cualquier partido de izquierda, con el que probablemente pueda sentirme identificada, yo creo que ahí vamos a ver la coherencia mía”.