Esta semana, dos detenidos clave en la investigación que busca esclarecer el insólito intento de robo a un banco en San Isidro donde un comando de hampones cavó un túnel de más de cien metros llegarán a la Argentina para ser indagados. Ambos fueron detenidos en Uruguay luego de que la Justicia de San Isidro ordenara a Interpol la publicación de circulares rojas en su contra. Serán extraditados por la Justicia de ese país.
Los sospechosos son Alan Daniel Lorenzo Rodríguez, arrestado el 16 de octubre, con pasaje a Buenos Aires previsto para el viernes 4. Su presunto cómplice, Nicolás Ignacio Carpani Romero, arrestado tres días más tarde, vendrá el jueves 3. Ambos viajarán en un vuelo de Aerolíneas Argentinas. Cesar Leonardo Cazenave Peña, detenido a mediados de septiembre, todavía tiene su proceso de extradición vigente. Su llegada al país queda por verse.
Todos los traslados serán realizados por el área de Interpol de la PFA; Rodríguez y Carpani Romero partirán desde el aeropuerto de Montevideo para aterrizar en Aeroparque. Ya en territorio argentino, serán entregados a la Policía Bonaerense, que los enviará a una celda en San Isidro.
Los fiscales del caso, Carolina Asprella y Patricio Ferrari, tendrán 48 horas para indagarlos de acuerdo al Código vigente. El primero de los detenidos por el intento de robo fue Alejandro Rosendo López, alias “Jony”, quien cayó en la zona de islas de Ibicuy, en Villa Paranacito, Entre Ríos. Lo acusan de ser el lanchero de la banda, un transportista del río Paraná con una historia de contrabando de drogas. Efectivamente, “Jony” declaró.
Alan Rodríguez, Nicolás Ignacio Carpani Romero y César Leonardo Cazenave Peña cuentan con antecedentes penales y fueron vinculados por los investigadores a la barra brava de Nacional de Montevideo.
La juez uruguaya Marcela Varas, a cargo del proceso de extradición, se topó con dos actitudes diferentes de las defensas de Rodríguez y Carpani. Los documentos que pudo leer este medio indican que Rodríguez aceptó su extradición de manera voluntaria y sin oponer ningún tipo de argumento contrario. En cambio, Carpani sí presentó objeciones.
Dos abogadas que se presentaron en su nombre argumentaron que los motivos por los cuales la Justicia argentina requería a su cliente no habían sido bien fundamentados. Además, aseguraron que su cliente viajó a Argentina sólo en marzo y porque su madre estaba internada en el Hospital de Clínicas producto de un cáncer terminal.
Sin embargo, los fiscales descubrieron que, desde abril del año pasado, Carpani registra 10 ingresos y egresos al país con dos modalidades: en auto o en ferry. Vale recordar que, según la reconstrucción de los investigadores, el plan para robar el banco comenzó hace más de un año. En muchas de las causas en su contra en su prontuario uruguayo, su socio en el delito es, casualmente, el otro barra detenido: Alan Rodríguez.
En 2019, Carpani Romero fue apresado en Uruguay a partir de un procedimiento que consistió en la interceptación de un camión con matrícula paraguaya y otros dos vehículos. Transportaban droga. En uno de los vehículos, abandonado luego, se encontraron 12 kilos de cocaína y armas. Queda, por otra parte, esclarecer la pista local. La banda, desde ya, necesitaba cómplices argentinos para semejante ataque.
Rodríguez fue capturado en Montevideo luego de que sus huellas dactilares fueran encontradas en el galpón de la calle Chacabuco que la banda usó como base para comenzar a cavar el túnel, donde solía funcionar un taller mecánico.
En el galpón, lugar que la banda alquiló a una inmobiliaria con el pago de un año por adelantado, se hallaron también varias herramientas y la fachada que montaron, un falso negocio de placas para la humedad. En ese alquiler, según pudo determinar la Justicia, se empleó una garante, una supuesta mujer. El nombre fue investigado: resultó ser falso, una garantía trucha. La inmobiliaria que alquiló el galpón en la calle Chacabuco, por ahora, está fuera de sospecha.
Por lo pronto, los investigadores creen que, al menos, ocho personas participaron del plan, ideado desde febrero de 2023. Sin embargo, todavía se desconoce si participó una cuadrilla de albañiles, o un maestro mayor o ingeniero civil que guiara a los delincuentes en la obra, que incluyó perforaciones con barrenas y paredes encofradas para evitar su colapso. También, hay otro detalle que falta en la narrativa: cómo es que se le ocurrió a los delincuentes cavar cien metros bajo tierra en otro país para robar un banco a punta de taladro.
El banco que los delincuentes planeaban robar y la Municipalidad de San Isidro se presentaron como particulares damnificados en el expediente.