El número de muertes por las históricas inundaciones en el sur de Brasil alcanzó este miércoles el centenar, a la vez que las autoridades suplican a los afectados no volver a las zonas de riesgo. Según Defensa Civil, al menos 100 personas fallecieron, 372 resultaron heridas y 128 están desaparecidas en las inundaciones provocadas por desbordes de ríos tras las lluvias torrenciales de la última semana en el estado de Rio Grande do Sul.
Las devastadoras imágenes en el sur del país no dejan de impactar y los animales también sufren las consecuencias de las fuertes lluvias. En las últimas horas, comenzó a circular un video en el que se observa cómo un caballo se mantiene sobre un techo con el agua a su alrededor.
Las imágenes de O Globo, replicadas por la agencia de noticias Reuters, muestran desde un helicóptero al animal haciendo equilibrio como puede para mantenerse de pie sobre la estructura. Se escucha decir a una periodista local que no se sabe cuánto tiempo ese techo soportará el peso del animal.
Este martes, un drone del gobierno del estado de Santa Catarina logró captar la situación en el aeropuerto de Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul, el estado más afectado por las tormentas.
No son imágenes de una película ni de una serie de ciencia ficción. El Aeropuerto Internacional Salgado Filho está bajo el agua, sus aviones quedaron flotando y desde el sábado se encuentra sin funcionar. Las autoridades aún no pueden establecer cuándo volverá a operar normalmente.
100.000 casas dañadas o destruidas
Casi 100.000 viviendas quedaron dañadas o destruidas por la fuerza de la naturaleza. Los daños económicos superan los 4.600 millones de reales (908 millones de dólares), según una estimación de la Confederación Nacional de Municipios.
El río Guaíba, desbordado sobre Porto Alegre, se había rebajado el miércoles a 5,14 metros, pero la situación aún es inestable.
En la zona del Gasometro, uno de los puntos turísticos tradicionales de la ciudad, las aguas subieron todavía este miércoles y los rescatistas voluntarios se veían en dificultades para cruzar las calles inundadas.
“Solo se puede cruzar en lancha o en carro. No hay otra manera”, dijo a la AFP Luan Pas, de 30 años, desde su camioneta a pocos metros de las aguas que anegan calles y aceras en esta zona del oeste de la ciudad.
“Tengo un taller del otro lado y está inundado”, relató.
“Universo paralelo”
A pocos metros, en una calle devenida un lago de aguas estancadas, voluntarios con lanchas y jetskis se preparan para comenzar otra jornada de evacuación de quienes aún están atrapados en sus casas o simplemente no quisieron dejarlas por temor a saqueos.
Más de una semana después de que comenzaran las lluvias, sin corrientes que desplacen las aguas, el olor es nauseabundo en una ciudad que tiene zonas convertidas en verdaderos basurales.
Las operaciones en el puerto de Porto Alegre se mantenían suspendidas.
Tras el cierre por tiempo indeterminado del aeropuerto internacional, la base militar de Canoas recibirá vuelos comerciales para el transporte de donaciones y de pasajeros que retornan al estado, informó la fuerza aérea.
En una esquina del centro histórico de Porto Alegre, en una zona a salvo de las aguas, decenas de personas se ayudaban con un generador contratado por una farmacia para cargar sus celulares, una herramienta vital para contactar con familiares y amigos en medio del caos.
“Esto es un universo paralelo”, resume la profesora universitaria Daniela da Silva, de 30 años.
Alerta por nuevas lluvias
El Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) alertó de tempestades de “peligro potencial” en el sur del estado hasta el miércoles, con intensas lluvias y vientos. Las precipitaciones deben seguir, con “aguaceros” de viernes a domingo en la región de Porto Alegre.
La emergencia en Brasil coincide con la publicación de un informe este miércoles de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que destaca un récord de peligros climáticos en Latinoamérica y el Caribe en 2023 producto del fenómeno de El Niño y los efectos del calentamiento global por influencia de la actividad humana.
Debido al calentamiento, los eventos extremos o raros “son cada vez más frecuentes y más extremos, y es de esperar que eso continúe” en Brasil, dice a la AFP José Marengo, coordinador de investigación del Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales (Cemaden).
(Con información de AFP y EFE)