Los síntomas depresivos se asocian a una deterioro de la memoria de las personas mayores, al mismo tiempo que una memoria pobre está relacionada con un aumento de los síntomas de la depresión en el futuro. Esta es la conclusión a la que han llegado un grupo de investigadores de la University College of London (UCL) y la Facultad de Medicina de Brighton y Sussex, en Inglaterra.
El estudio ha sido publicado en la revista JAMA Network Open y recoge los datos de 8.268 adultos mayores de 64 años a lo largo de 16 años. La conclusión a la que han llegado es que la depresión y la memoria estaban relacionadas estrechamente, hasta el punto de influirse mutuamente. La autora principal de la investigación, la doctora Dorina Cadar, del Departamento de Ciencias del Comportamiento y Salud de la UCL y de la Facultad de Medicina de Brighton y Sussex, ha explicado que “se sabe que la depresión y la mala memoria a menudo ocurren juntas en las personas mayores, pero no está claro qué ocurre primero”.
“Nuestro estudio muestra que la relación entre la depresión y la mala memoria es bidireccional: los síntomas depresivos preceden al deterioro de la memoria y el deterioro de la memoria está relacionado con síntomas depresivos posteriores. También sugiere que las intervenciones para reducir los síntomas depresivos pueden ayudar a ralentizar el deterioro de la memoria”, prosigue.
El otro autor principal, Jiamin Yin, ha expresado que “estos hallazgos subrayan la importancia de monitorear los cambios en la memoria en adultos mayores con síntomas depresivos crecientes para identificar la pérdida de memoria temprana y prevenir empeoramiento adicional de la función depresiva. Por el contrario, también es fundamental abordar los síntomas depresivos entre aquellos con deterioro de la memoria para protegerlos del desarrollo de depresión y disfunción de la memoria”.
La hipótesis de la que se partió es que los cambios en el cerebro que provoca la depresión pueden afectar a su vez a la memoria. Estos cambios incluyen desequilibrios neuroquímicos (como niveles más bajos de serotonina y dopamina), cambios en las regiones involucradas en la memoria o en la formación de nuevas conexiones neuronales.
Por otra parte, aquellas personas que sufren lapsos de memoria pueden sentir frustración y pérdida de confianza en uno mismo lo que a la larga puede desencadenar episodios de depresión. El deterioro de las capacidades cognitivas y memorísticas puede alterar el funcionamiento correcto de la persona en cuanto a sus interacciones sociales y conducir al aislamiento social.
“La depresión puede provocar cambios en las estructuras cerebrales, como el hipocampo, que es fundamental para la formación y recuperación de la memoria. El estrés crónico y los altos niveles de cortisol asociados con la depresión pueden dañar las neuronas en estas áreas. La comprensión de los mecanismos que vinculan el deterioro de la memoria y la depresión es crucial para desarrollar intervenciones específicas destinadas a mejorar el estado de ánimo y ralentizar el deterioro cognitivo en personas con depresión y deterioro de la memoria”, ha concluido la doctora Cadar.