En un estudio reciente publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, científicos de la Universidad de Cambridge y de la Universidad de Leiden han descubierto cómo el maltrato infantil afecta la salud mental y física hasta la adultez.
La investigación, que utilizó modelación estadística, reveló que las experiencias de maltrato en la niñez incrementan el riesgo de obesidad, inflamación y eventos traumáticos en la adultez, factores que a su vez deterioran la función inmune y metabólica, y finalmente la salud cerebral.
El estudio analizó resonancias magnéticas cerebrales de aproximadamente 21.000 adultos de entre 40 y 70 años, utilizando datos del UK Biobank. Además, evaluó el índice de masa corporal (IMC), marcadores de inflamación en la sangre (CRP) y experiencias de maltrato y trauma en la infancia.
Los resultados evidenciaron que aquellos que sufrieron maltrato infantil presentaban mayores índices de masa corporal y tasas de trauma en la adultez, junto con signos de disfunción inmunológica.
“Este estudio nos permite entender cómo actúan estos efectos en un nivel celular en el cerebro”, explicó Ed Bullmore, profesor del Departamento de Psiquiatría. Los modelos estadísticos empleados en la investigación confirmaron que el maltrato infantil predispone a las personas a la obesidad y a la experiencia de traumas en etapas posteriores de la vida, lo que contribuye a alteraciones significativas en el grosor y volumen cerebral. Esto sugiere daños físicos a las células cerebrales, afectando su funcionamiento.
Este análisis se complementó con experiencias de trauma tanto en la infancia como en la adultez. “Hemos sabido durante algún tiempo que las personas que sufren abuso o negligencia durante la infancia pueden continuar experimentando problemas de salud mental mucho tiempo después en la adultez”, declaró Sofia Orellana, parte del equipo investigador.
Orellana también destacó la importancia de comprender cómo el maltrato infantil puede llevar a problemas continuos en el cerebro, el sistema inmune y el sistema metabólico, lo cual afecta desde la salud cardíaca hasta la propensión a la diabetes.
El estudio no solo identifica la correlación entre el maltrato infantil y sus efectos duraderos en la salud sino que también propone que estos hallazgos podrían conducir a la búsqueda de biomarcadores para identificar a individuos en riesgo. “Ahora que tenemos un mejor entendimiento de por qué el maltrato infantil tiene efectos a largo plazo, podemos buscar biomarcadores que indiquen si un individuo está en riesgo de continuar teniendo problemas”, afirmó Bullmore.
Estos biomarcadores servirían para prever, y posiblemente intervenir, en las trayectorias de salud de individuos que han experimentado maltrato infantil, con el objetivo de prevenir las consecuencias a largo plazo.
La investigación recibió apoyo de MQ: Transforming Mental Health, la Royal Society, el Medical Research Council, el National Institute for Health and Care Research (NIHR) Cambridge Biomedical Research Centre, la NIHR Applied Research Collaboration East of England, Girton College y Darwin College.