Un militar y analista de inteligencia de Estados Unidos se declaró culpable de todos los cargos que le imputó en marzo pasado un gran jurado en relación con la venta de información militar a un individuo residente en Hong Kong del que sospechaba que trabajaba para China, informó el Departamento de Justicia.
Korbein Schultz, que recibió aproximadamente 42.000 dólares por sus servicios, será sentenciado en una audiencia prevista para el próximo 23 de enero y puede ser condenado a una pena máxima de 10 años de prisión por conspiración para obtener y transmitir información de defensa nacional, más 20 años de prisión por exportar datos técnicos relacionados con artículos de defensa a la República Popular China sin licencia.
El juez podría además imponer a Schultz una pena de hasta 20 años de prisión por conspiración para violar la Ley de Control de Exportaciones de Armas y el Reglamento sobre Tráfico Internacional de Armas (ITAR) y otra de hasta 15 años de prisión por soborno a funcionario público.
“El acusado abusó de su acceso a sistemas gubernamentales restringidos para vender información militar sensible a una persona que sabía que era un ciudadano extranjero”, dijo el Fiscal General Adjunto Matthew G. Olsen de la División de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia.
“La declaración de culpabilidad de hoy es un claro recordatorio de que aquellos que traicionarían su juramento para beneficio personal serán identificados y llevados ante la justicia”, agregó.
El subdirector ejecutivo Robert Wells, de la División de Seguridad Nacional del FBI, señaló en el comunicado que China y otros gobiernos están atacando “agresivamente” al personal militar de Estados Unidos y a la información de seguridad nacional y las autoridades van a hacer lo máximo posible para “garantizar que la información esté protegida de gobiernos extranjeros hostiles”.
Según los documentos de acusación y declaración de culpabilidad, Schultz es un analista de inteligencia alistado en el Ejército de Estados Unidos que tenía acceso a información secreta y sensible y “conspiró con un individuo que vivía en Hong Kong y de quien sospechaba que estaba asociado con el Gobierno chino”.
A cambio de dinero, Schultz reunió y envió la información específica que el “conspirador A” le pedía, incluida “información confidencial relacionada con la defensa antimisil y los sistemas de artillería móvil”.
“Entre los elementos que Schultz recopiló y transmitió al Conspirador A estaban: (1) un documento que analiza las lecciones aprendidas por el Ejército de la guerra Ucrania/Rusia que aplicaría en defensa de Taiwán; (2) una orden de operaciones que describe el despliegue de la unidad del acusado en Europa del Este en apoyo de las operaciones de la OTAN; (3) un documento de Tácticas, Técnicas y Procedimientos de la Fuerza Aérea (AFTTP) relacionado con el helicóptero HH-60, que incluía una pancarta advirtiendo que el documento contenía datos técnicos sujetos a controles de exportación”.
También manuales de la AFTTP relacionados con el avión de combate F-22A, la operación de los sistemas de misiles balísticos intercontinentales, una publicación relacionada con el avión de reconocimiento, un documento que describe las modificaciones del avión B-52, documentos que describen tácticas para contrarrestar los sistemas de aeronaves no tripuladas y el uso de sistemas de aeronaves no tripuladas en operaciones de combate a gran escala.
Según el Departamento de Justicia, otros documentos entregados por el analista de inteligencia tienen que ver “con tácticas militares chinas, la preparación del ejército chino y la Fuerza de Cohetes del Ejército Popular de Liberación”, sistemas de cohetes, misiles y armas de artillería, ejercicios y fuerzas militares de Estados Unidos en Corea del Sur y Filipinas, y satélites militares estadounidenses.
(*) EFE