Agentes de la Guardia Civil y Policía Nacional encargados de la investigación por el crimen de Juana Canal han detallado en el juicio las arduas labores de extracción de los restos óseos hallados en un paraje de Navalacruz ubicado a unos kilómetros de la finca familiar de Jesús Pradales.
El jurado popular que enjuicia lo ocurrido la madrugada del 23 de febrero de 2003 en un piso de la calle Boldano de la capital ha conocido este viernes los detalles del enorme dispositivo que se desplegó en la zona una vez que el procesado confesó que había matado a Juana Canal de manera accidental y había enterrado su cuerpo en Navalacruz.
También han escuchado el testimonio de la mujer del acusado y de dos de sus cuatro hijos, quienes le definen como un “padre ejemplar”. Durante este relato, el procesado se ha roto y se le ha visto llorar en la sala.
El 18 de abril de 2019, un senderista que iba caminando por la zona con su novia halló fragmentos de un cráneo y de un fémur, avisado a la Guardia Civil. Tras ese hallazgo y una vez detenido el acusado tras cotejarse el ADN, se continuó con las batidas por la zona hasta que se localizaron otros once fragmentos más de huesos cuyo perfil genético coincidía con los de la hermana de Juana Canal.
En el despliegue policial participaron más de 60 agentes de la Policía y del instituto armado, así como perros expertos en la búsqueda de restos biológicos, un georradar y drones que detectan cambios en el subsuelo.
El cerco que marcaron los agentes se ubicó en la zona rural situada a cinco kilómetros de Navalacruz, concretamente en el paraje donde hace tres años atrás el citado excursionista había encontrado los otros huesos.
Los agentes han explicado al tribunal que la extracción de los huesos supuso un “trabajo arqueológico” por la dificultad que supone el paso del tiempo de hasta dos décadas, teniendo en cuenta que desde entonces ha podido haber riadas u otros fenómenos meteorológicos influyendo también la acción de la fauna en la zona.
“CON MEDIOS DE 2022 PERO OJOS DE 2003”
Tras el hallazgo del cráneo, la Policía Nacional de Madrid abrió una investigación “con medios de 2022 pero con ojos de 2003”. En el marco de las pesquisas, se registró el piso de la calle Boldano y los agentes de Policía Científica buscaron vestigios de restos orgánicos por el baño sin éxito.
La familia y los investigadores dudan de que Jesús desmembrara el cuerpo de Juana Canal en la bañera, ya que es muy difícil no dejar rastro de salpicaduras de sangre. Ayer, varios familiares que acudieron al piso de Ciudad Lineal tras la desaparición manifestaron que la vivienda olía a cerrado y a tabaco.
Un responsable de la investigación policial ha detallado algunas de las conversaciones intervenidas durante los pinchazos telefónicos al acusado. En una de ellas, Jesús habla con su mujer y ésta le pregunta sobre si la Policía le había llamado tras localizarse los restos de su entonces pareja, a lo que éste le contestó forma evasiva “lentejas” porque era la hora de comer.
Tras considerar que había “suficientes indicios” para determinar la participación de Jesús Pradales en la muerte de Juana Canal, los agentes le detuvieron.
“UN PADRE EJEMPLAR”
En la sesión ha comparecido también la mujer y dos hijos del acusado, quien se ha roto al escuchar sus testimonios. Según su esposa, Jesús seguía queriendo a Juana, a quien llamaba “la mellada”. Conoció el hallazgo de los restos de Juana a través de las noticias pero entonces pensó que Pradales “no mataría ni a una mosca”. Pese a ello, le preguntó si él estaba detrás, lo que negó.
Una vez que su esposo confesó el crimen, éste le manifestó que la víctima le agredía y que ésta murió de manera accidental tras apartarla en una discusión. Le define como “una “excelente persona” a la que no le gusta discutir con nadie. Uno de sus hijos ha hablado de Jesús como “un padre ejemplar”.