Una madre británica ha sido condenada a pagar una indemnización de aproximadamente 1.400 euros (1.200 libras esterlinas) a las víctimas afectadas por los disturbios en los que participó su hijo de 12 años en Manchester, como ha revelado la BBC. Mientras se celebraba la sentencia de su hijo, la mujer decidió viajar a Ibiza de vacaciones. Además de la cantidad de dinero, la mujer deberá hacer un curso de formación para padres de seis meses
El incidente tuvo lugar entre el 31 de julio y el 3 de agosto. Aquel día de julio, el menor primero fue visto pateando un autobús frente a un hotel que alojaba a solicitantes de asilo en Manchester, y días después se unió a una turba que atacó una tienda de cigarrillos electrónicos y lanzó piedras y otros objetos a una camioneta policial.
El joven se declaró culpable de dos cargos de desorden violento durante su primera audiencia el 12 de agosto. A pesar de su participación en los disturbios, la jueza de distrito Joanne Hirst, en el Tribunal de Magistrados de Manchester, subrayó que, al ser menor de edad, recibió una orden de remisión de 12 meses en lugar de una sentencia de prisión. Si hubieras sido un adulto, el adulto podría haber sido condenado a entre cuatro y cinco años de prisión.
Un curso de formación de seis meses
La madre, de 30 años, fue llamada a comparecer en el tribunal después de que su hijo acudiera a la audiencia acompañado por su tío, mientras ella se encontraba de vacaciones en Ibiza. La madre, quien informó al juez que sus vacaciones en la isla española habían costado 1.000 libras, fue condenada a pagar 300 a cada una de las siguientes personas: el conductor del autobús, un empleado del hotel que alojaba solicitantes de asilo, un solicitante de asilo que se encontraba en el autobús y un miembro del personal de una tienda Sainsbury’s saqueada, en compensación por el sufrimiento causado. Según lo establecido en la Ley de Justicia Penal del país, se puede exigir a los padres que paguen sanciones económicas cuando sus hijos han cometido un delito. La madre también deberá asistir a un curso de formación para padres de seis meses como parte de su sanción.
En su defensa, la mujer explicó que había consultado tanto con su abogado como con el equipo de justicia juvenil, quienes le informaron que mientras su hijo estuviera acompañado por un adulto apropiado, ella no tenía obligación de estar presente. La mujer aseguró que su hermano lo estaba acompañando y por eso se fue de vacaciones.
El niño, que padece TDAH, fue descrito por su madre como un “niño encantador y cariñoso” que a veces vivía en un entorno familiar caótico. La defensora del menor, Catherine Baird, señaló que el joven no tenía antecedentes penales y que su involucramiento en los disturbios fue un resultado de la influencia de adultos que lo rodeaban. “Es un niño”, señaló Baird, “se vio atrapado en un círculo vicioso de violencia”.