Para construir la nueva cárcel de máxima seguridad ofrecida por el gobierno de Daniel Noboa se inició la deforestación del bosque nativo de La Envidia en la provincia de Santa Elena, Ecuador. A pesar de la oposición local y los riesgos ambientales y arqueológicos señalados por los comuneros, el Ministerio de Ambiente ha negado que el terreno forme parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, del Patrimonio Forestal Nacional o de una zona intangible, permitiendo así la continuación del proyecto.
El terreno en cuestión fue declarado “área de conservación y de uso sostenible” por la Prefectura de Santa Elena en enero de 2023. En octubre de 2022, se emitió una ordenanza que regulaba las actividades permitidas dentro de estas áreas, sin incluir la construcción de edificaciones, según publicó la televisora Ecuavisa. A pesar de estas regulaciones, el proyecto de la cárcel avanza con una inversión de USD 52 millones y se espera que esté terminado en un tiempo récord de 300 días, según informó Luis Zaldumbide, director del Servicio Nacional de Atención Integral a Privados de Libertad (SNAI), durante la presentación de la obra el 21 de junio.
El nuevo centro penitenciario se extiende sobre 16,2 hectáreas y tendrá una capacidad para albergar a 880 reclusos. El proyecto incluye módulos de máxima seguridad, sistemas de videovigilancia enlazados a software de inteligencia artificial y otras tecnologías avanzadas para garantizar la seguridad y la eficiencia operativa. El diseño de la cárcel está inspirado en modelos internacionales de alta seguridad, como los de ADX Florence en Estados Unidos y el Centro Federal de Readaptación Social en Oaxaca, México. La infraestructura de la nueva cárcel ecuatoriana incluirá seis torres de vigilancia, una muralla de nueve metros y diversas áreas funcionales.
La construcción de la cárcel ha sido un tema polémico debido a la ubicación del terreno. Los comuneros de Bajada de Chanduy y el Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos (CDH) han señalado que la zona alberga un ecosistema primario con árboles de más de 100 años y posibles restos arqueológicos de culturas ancestrales de la Costa ecuatoriana. Los comuneros han expresado su preocupación argumentando que la deforestación afectará negativamente a la fauna local, especialmente a las aves, y que podría destruir sitios de importancia histórica. Según El Comercio, los comuneros sostienen que la construcción de la cárcel es inconsulta.
Durante su reportería y según se registró en video, un equipo de Ecuavisa documentó la presencia de un pichón de gavilán en la cúspide de un árbol que fue derribado por la maquinaria una hora después. A pesar de las protestas de los residentes locales, el Ministerio de Ambiente ha mantenido su postura de que el terreno no forma parte de ninguna área protegida, y ha emitido las autorizaciones ambientales necesarias para la construcción de la cárcel. Sin embargo, según se observa en el reportaje de Ecuavisa, hay letreros que indican que la zona es un área de protección ambiental.
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha defendido la construcción de la Cárcel del Encuentro como una medida necesaria para combatir el crimen organizado y mejorar la seguridad en el país. Durante el anuncio de la construcción, Noboa destacó que la nueva cárcel será la primera de su tipo en Ecuador, estableciendo nuevos estándares en la categorización de los reclusos según su nivel de peligrosidad. Noboa afirmó que su gobierno ha recuperado el control de las cárceles, en contraste con administraciones anteriores que, según él, pactaban con el crimen organizado o miraban hacia otro lado: “Estamos haciendo historia, a pesar de todas las dificultades que nos pusieron en el camino… En (esta cárcel) se encontrarán corruptos, asesinos y narcotraficantes”, dijo el presidente la mañana del 21 de junio.