Las buenas relaciones entre vecinos parecen pender de un hilo, de acuerdo con las cifras sobre hechos de intolerancia (1.600 solo durante el primer semestre del 2024 en Bogotá) y riñas registradas en el país.
Cuenta de ello, el episodio protagonizado por dos adultos mayores en Cartagena, que terminaron yéndose a los escobazos por cuenta de un disgusto mientras aseaban la calle.
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La discusión, según se observa en el video captado por otro habitante, se dio al no ponerse de acuerdo sobre el sentido en el que debía barrerse el agua posada. Durante varios minutos, el uno estuvo llevando el lodazal hacia la casa del otro, hasta que, finalmente, se fueron a los golpes utilizando lo que encontraron a la mano.
Tras un golpe en la cadera, uno de los implicados decidió retirarse, aunque, a lo lejos, continuó insultando a su oponente que, ni corto ni perezoso, se dio la vuelta, para regresar a su casa. Un caso que no dejaron pasar por alto en las redes sociales, donde la pieza logró viralizarse a finales de septiembre:
“Qué escobazo”, “Una pelea digna del chavo del 8″, “La verdadera imagen de los colombianos. Lamentablemente, es así como somos”, “Quizás los problemas se solucionaban a escobazos, pero en tiempos antiguos”, “¿Vivir en Suiza y perderse de esto? No lo creo”, “Cuando el calor pega duro y los triglicéridos andan altos”, “Recordando los torneos medievales”, “Un homenaje al tercermundismo”.
Más de 1.500 riñas entre vecinos se registraron tan solo el primer semestre del 2024 en Bogotá
El ruido se ha convertido en uno de los principales problemas de convivencia entre vecinos, informó la Secretaría Distrital de Seguridad. De acuerdo con el Código Nacional de Policía y Convivencia, esta conducta puede generar una multa tipo 3 equivalente a 16 salarios mínimos legales vigentes.
El Código establece que “cualquier medio de producción de sonidos o dispositivos o maquinaria que produzcan ruidos” puede ser intervenido por las autoridades para identificar, registrar y desactivar temporalmente la fuente de ruido, salvo excepciones como obras de construcción durante horarios permitidos.
Por otro lado, Luis Carlos Restrepo, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad de San Buenaventura, sede Bogotá, destacó la falta de pedagogía para que los ciudadanos comprendan los mecanismos de resolución de conflictos en estos casos. Aunque se imponen medidas correctivas, Restrepo señaló que “muchas veces se acude a la resolución aplicando la justicia por mano propia”. Además, explicó que una forma eficaz de denunciar estos conflictos es llamando a la línea de emergencias 123. De este modo, las autoridades pueden actuar de acuerdo con el Código Nacional de Policía y Convivencia, imponiendo multas, sanciones, amonestaciones, e incluso llevando al agresor a una estación de policía si es necesario.
Las peleas y riñas en edificios y conjuntos residenciales han incrementado un 8,5% en el primer semestre de 2024, en comparación con el mismo período del año anterior, según las cifras reportadas por las Casas de Justicia y la Personería de Bogotá. Durante estos meses se registraron más de 1.600 incidentes. Los conflictos de convivencia más comunes, según la Secretaría Distrital de Seguridad, incluyen el no pago de arriendos, el exceso de ruido, el mal manejo de basuras, y el poco control de las mascotas, incluyendo la falta de recogida de sus desechos.
En cuanto a la distribución geográfica de los conflictos, las localidades con mayores registros son Suba (568 casos), seguida de Bosa (198), Kennedy (133), Ciudad Bolívar (115), Barrios Unidos (103) y Usme (99). Les siguen Fontibón (95), Usaquén (93), Chapinero (82), Tunjuelito (79), San Cristóbal (66), Engativá (37), Los Mártires (36) y Puente Aranda (30).
A pesar de estos registros, el 67% de los ciudadanos prefiere no denunciar los conflictos de convivencia. Esto se debe a la falta de medidas eficaces para castigar estas conductas, según una encuesta realizada por el Ministerio del Interior y la firma Cifras y Conceptos. Además, los infractores suelen actuar sin temor a la denuncia, haciendo su voluntad sin importar el daño causado a la comunidad.