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Verstappen vuelve a ganar, aunque por la mínima, en Imola: Alonso es decimonoveno y Sainz, quinto

Max Verstappen en acción, con Lando Norris al acecho (REUTERS/Massimo Pinca)
Max Verstappen en acción, con Lando Norris al acecho (REUTERS/Massimo Pinca) (Massimo Pinca/)

Red Bull lleva dos Grandes Premios consecutivos dando algunos ligeros síntomas de debilidad. Y eso, tal y como se viene desarrollando la Fórmula 1 en los últimos tiempos, es noticia. Cuando Max Verstappen se las prometía muy felices en Imola, donde había liderado la carrera sin mayor inconveniente, se encontró con un auténtico infierno a la hora de la verdad. Fue así porque McLaren, una vez más, se empeñó en darle emoción al Mundial. De nuevo, de la mano de un Lando Norris que, cuando se acercaba la bandera a cuadros, decidió que era buena idea reaparecer en los retrovisores del vigente campeón del mundo. Todo se quedó en un inmenso susto, pero el británico llegó a bajar del segundo con respecto a Mad Max en la última vuelta. Hacía mucho tiempo que el neerlandés no cruzaba una línea de meta pidiendo la hora, como este domingo.

Si el Gran Premio hubiese tenido 65 en lugar de 63 vueltas, quizá otro gallo habría cantado. Pero Verstappen hizo que la lógica imperase, a pesar de que en esta ocasión tuviese que lograrlo apretando los dientes. En un fin de semana en el que compaginó la gloria en pista con la virtual (ganador de las 24 Horas de Nürburgring en el simulador), logró contener a un monoplaza papaya que no para de ir a más en este Mundial. Quién sabe si Norris no podría haberse apuntado otra victoria más en el campeonato en caso de que la emoción no hubiese quedado reducida al tramo final.

“Podemos decir que estamos a la altura de Red Bull y de Ferrari. Nos estamos centrando en hacer las mismas cosas, pero peleando por ser segundos o primeros”, asegura la que ya es, sin duda alguna, la gran revelación del 2024 en el Gran Circo. Aunque Charles Leclerc terminó tercero en tierras italianas, los Ferrari pasaron más bien desapercibidos. La Scuderia está yendo de más a menos debido a la mejoría de McLaren. Y, aun así, pudo arañar otro podio de la mano del monegasco.

Quien no tuvo demasiados motivos para sonreír fue un Carlos Sainz que tuvo que conformarse con ser quinto y que no dudó en protestar por su situación vía radio: “En general, es muy difícil conducir. Algo que debemos investigar”. Con Piastri (como en Miami) y Checo Pérez como grandes adversarios mientras transcurrió la acción, el madrileño no pudo con el australiano, a diferencia de lo ocurrido en la anterior cita de la temporada.

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