El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, acusó este miércoles a las fuerzas rusas de cometer más de 130.000 crímenes de guerra en el marco de la invasión rusa de Ucrania y recordó el ataque contra la prisión de Olenivka y las masacres de Mariúpol y Bucha.
Zelensky, que ha insistido en garantizar que el “país ocupante debe rendir cuentas por sus actos”, indicó que “probablemente no haya país en el mundo que no haya oído hablar de lo que Rusia ha hecho en nuestra tierra y contra nuestro pueblo”, según informó un comunicado de la Presidencia.
“La justicia no conoce fronteras. Debe valorarse por igual en todas partes: Europa, América, Asia, África, Oceanía”, señaló el presidente durante un discurso en el que ha matizado que el Gobierno ucraniano ha cifrado en 137.000 los crímenes cometidos por Moscú durante estos dos últimos dos años y medio de guerra.
Asimismo, destacó la importancia de respetar el Estatuto de Roma, instrumento constitutivo del Tribunal Penal Internacional. “Recientemente se ha hecho una excepción con (Vladimir) Putin en Mongolia. Y esto no es sólo responsabilidad de una persona: es responsabilidad del mundo entero detener la degradación del sistema jurídico, impedir la destrucción de las normas que aún quedan”, lamentó.
“El sistema jurídico debe funcionar de tal manera que el Estatuto de Roma, y en particular la orden dictada por el Tribunal Penal Internacional contra el máximo criminal ruso, restrinja sus actividades de verdad y garantice ya su aislamiento”, subrayó.
El jefe del Estado ucraniano advirtió también de la posibilidad de que Putin participe sin que sea detenido en la cumbre del G20 que tendrá lugar en Brasil, que es a la vez un Estado miembro de la CPI y un socio de Rusia, con la que forma parte de los BRICS.
“Hemos oído señales de las autoridades brasileñas de que planean invitar a Putin, pero para que esto ocurra tendrán que saltarse la ley”, dijo Zelensky durante su discurso, en el que pidió que se haga rendir cuentas a los países que incumplan las obligaciones asumidas ante el tribunal.
Video que revela otro crimen de guerra ruso
Recientemente, las fuerzas rusas ejecutaron a tres soldados ucranianos que se habían rendido cerca de Pokrovsk, según un video grabado a finales de agosto por un drone ucraniano. Las imágenes muestran a los soldados de Ucrania arrodillados con las manos sobre la cabeza tras haber sido capturados en una trinchera que fue invadida. A continuación, fueron abatidos por las tropas rusas y cayeron inmóviles en el suelo, ilustrando la brutalidad de la invasión rusa en el este del país.
El video, publicado por la cadena CNN, no es un hecho aislado, sino parte de un patrón. Las fuentes de inteligencia de defensa ucranianas han registrado 15 casos desde noviembre, en los que soldados ucranianos que se habían rendido fueron ejecutados en lugar de ser capturados. La mayoría de estos incidentes han sido corroborados a través de videos o audios interceptados por drones, lo que refuerza la evidencia de estas acciones en el marco de la invasión rusa.
Andriy Kostin, fiscal general de Ucrania, informó a CNN que su oficina está investigando 28 incidentes similares desde el inicio de la guerra, en los cuales un total de 62 soldados ucranianos han sido ejecutados. Kostin destacó que, según el derecho internacional, “si los prisioneros de guerra se rinden, si demuestran que se rinden, si no tienen armas en sus manos, entonces la ejecución sumaria es un crimen de guerra”.
Las pruebas continúan acumulándose con más episodios documentados en distintas zonas de Ucrania, lo que respalda la acusación de Kiev sobre una política sistemática y orquestada. Según transcripciones de audio publicadas por CNN y proporcionadas por la inteligencia de defensa ucraniana, se revelan órdenes directas de comandantes rusos. En una de las grabaciones, un comandante ruso conocido como “Turk” da la orden a su subordinado “Maloy” de ejecutar a los prisioneros: “Tíralos al suelo, mátalos, mátalos”. Las imágenes del dron confirman esta ejecución, mostrando a tres soldados ucranianos siendo abatidos después de ser obligados a tumbarse boca abajo.