Medellín (Antioquia) y su “floreciente vida nocturna” es, en efecto, un atractivo para los turistas nacionales y extranjeros, pero, más allá de eso, hay un “lado oscuro” que arrastra a decenas de víctimas menores de edad. Así catalogó la explotación sexual comercial de niñas, niñas y adolescentes (Ecnna) el periódico estadounidense Wall Street Journal, en un extenso artículo dedicado a evidenciar el rol que cumplen los extranjeros en este delito.
Como ejemplo, menciona al farmacéutico estadounidense Stefan Correa, que fue detenido en el aeropuerto de Miami antes de tomar un vuelo para Colombia. Desde 2022, este hombre viajó 45 veces al territorio suramericano, presuntamente, con el fin de abusar sexualmente de varias niñas. Así lo confesó a las autoridades.
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El artículo recapituló parte de las conversaciones que el sujeto tuvo con un traficante en Colombia, en las que se evidencia cómo negoció para conseguir un encuentro con una menor de edad, de entre 10 y 11 años, y poder abusar sexualmente de ella. “¿Me va a permitir llegar hasta el final o va a llorar y pedirme que pare?”, preguntó el norteamericano al traficante. La respuesta que recibió fue: “Obviamente, ella lo va a hacer”.
Además de los chats, las autoridades encontraron grabaciones en las que se veía a Correa abusando de niñas de nueve años de edad. Su cara era completamente visible en los videos. Este panorama, de acuerdo con el Wall Street Journal, reemplazó la visión de inseguridad que traía consigo la ciudad por concepto de asesinatos y de narcotráfico.
Del narcotráfico a la explotación sexual
“En las últimas tres décadas, Medellín se ha despojado de su imagen de capital del tráfico mundial de cocaína, y los homicidios han caído un 97% desde los días en que gobernaba el capo del cartel Pablo Escobar. La vida barata y un clima eternamente primaveral han atraído, desde la pandemia, una afluencia de extranjeros, entre ellos empresarios tecnológicos, nómadas digitales y jubilados extranjeros”, detalló el texto.
En ese sentido, el hecho de que la capital antioqueña esté convirtiéndose en un espacio seguro para los turistas, ha generado, desde el punto de vista del medio estadounidense, una afluencia mayor de “turistas sexuales” que llegan a la ciudad para buscar menores de edad que serán sus próximas víctimas de violencia sexual.
“Muchos de estos tipos vienen pensando que son inmunes y algunos se justifican diciendo: ‘Bueno, estas chicas necesitan el dinero de todos modos’”, aseguró el fundador de la ONG Libertas International, Tyler Schwab, citado por el diario estadounidense. El hombre, oriundo de Wyoming (Estados Unidos), se dedica a luchar contra la explotación infantil en Medellín.
Tanto las autoridades colombianas como las norteamericanas han trabajado de manera mancomunada para poner fin al delito y proteger a los menores de edad. Las investigaciones han evidenciado que hay toda una red de tráfico consolidada que está siendo descubierta.
De hecho, además de Stefan Correa, también cayó Timothy Alan Livingston, otro estadounidense al que encontraron con niñas de 12 y 13 años en el hotel Gotham, ubicado en el sector de El Poblado. A pesar de que el hombre estuvo en un jacuzzi con las víctimas, quedó libre por “falta de pruebas” y regresó a su país.
“Vecinos de explotadores sexuales”
La problemática no solo involucra a los extranjeros que aprovechan el ambiente de turismo para agredir sexualmente a las niñas, niños y adolescentes. Pues, además de los traficantes que mueven el negocio delictivo desde el territorio nacional, están los allegados de las víctimas, que sumergen a los menores de edad en la explotación. “Las niñas menores de edad en los barrios marginales de Medellín también son empujadas a la prostitución por sus propias familias”, indicó el periódico, haciendo referencia al coronel Juan Pablo Cubides, director de Protección Nacional de la Policía.
Es así como en algunos barrios de Medellín los habitantes terminan siendo “vecinos de explotadores sexuales”. “Como madre de dos hijos, a veces tengo que alejarme y llorar”, aseguró Paula García, abogada y organizadora comunitaria en un barrio de Medellín, donde los menores de edad son reclutados con fines de explotación sexual, citada por el Wall Street Journal.