Will Smith es una de las personas más queridas en el plató de El Hormiguero. Ha visitado, desde 2009, hasta nueve veces el programa emitido ahora en Antena 3 y ha dejado momentos inolvidables para sus integrantes y para la audiencia. De hecho, hasta Pablo Motos le ha reconocido que en su primera aparición frente a las hormigas “cambió su suerte”, puesto que el vídeo del estadounidense cantando en español se hizo viral y la audiencia se disparó desde entonces. “A la décima pasas a formar parte del club VIP”, le ha anunciado el presentador, “te falta una, así que todavía no puedes tener todos los privilegios del club platino, como tener una taza con tu nombre”.
Pero a pesar de que muy pronto podremos ver a Will Smith -un año, según ha dicho en el programa- en esa élite de invitados más frecuentes, lo cierto es que a día de hoy el intérprete sigue revelando aspectos insospechados de su vida como actor. Durante la noche de este miércoles, por ejemplo, ha revelado algunos de los momentos más duros de su profesión, así como algunas anécdotas que han dejado incluso a Pablo Motos con la boca abierta.
Te puede interesar: La historia de amor Will Smith y Jada Pinkett, dos décadas de matrimonio, siete años sin convivir y una bofetada que lo cambió todo
Las giras y la presión de la taquilla
Una parte difícil se encuentra, de hecho, en la promoción que implica visitar platós como el de El Hormiguero por diferentes países, 8 en 14 días en el caso del actor protagonista de películas como Men in Black (Hombres de negro), Independence Day o Soy Leyenda. “Son tantas ciudades en tan pocos días que no duermes prácticamente nada”, ha confesado, “20 minutitos de siestita en el coche y donde puedes”. Algo que se compensa, por otra parte, con lo maravilloso que es “viajar por el mundo” y formar parte de hitos como el de llevar a Arabia Saudí el primer estreno de Hollywood de toda la historia de ese territorio, además, claro, del cariño del público.
Pero es ese mismo afecto el que puede causarle daño si se obsesiona con el mismo, sobre todo cuando sabe que él es el principal reclamo del proyecto para que las películas triunfen en taquilla. “La verdad es que en los últimos años no he estado prestando tanta atención porque he madurado”, ha contado, “pero creas un proyecto y quieres que a la gente le guste”, algo que algunas veces ocurre y otras no. Eso hace que, por ejemplo, todavía sienta nervios el primer día de rodaje. “Siempre hago las películas desde el corazón y es como si fueran un hijo mío, un bebé al que quiero que a todo el mundo le encante. Tú haces todo lo posible, pero realmente nunca sabes cómo va a quedar”. El actor, de hecho, ha afirmado que hasta pasado un mes desde el inicio de las grabaciones no se le pasan “del todo” los nervios.
Los peligros de meterse demasiado en el papel
Otro gran inconveniente de esa profesión que ama y a la que ha dedicado toda su vida es desprenderse de los personajes cuando ya ha terminado el trabajo. “Tienes que tener mucho cuidado”, ha explicado Will Smith al respecto, “porque cuando eres un actor de método te puedes quedar enganchado”. Esto es así porque, con esa forma de trabajo de algunos intérpretes en los que tratan de introducirse en la cabeza de sus personajes “te metes tanto en su mente que empiezas a creer que todo es real”.
Para mostrar lo peligroso que puede ser eso, el oscarizado actor ha contado algo que le ocurrió cuando, en 1993, se hallaba grabando las escenas de la película Seis grados de separación. En ese caso, fue tal el nivel de unión que construyó con su personaje que “me enamoré de la actriz protagonista -Stockard Channing-”, ha concluido, para sorpresa de todos. Por ello, ha insistido en que, al final, aunque este método de trabajo pueda ser útil para potenciar la actuación, “es muy peligroso”.
Te puede interesar: El papel más duro de Will Smith en una de sus últimas películas: “Fui demasiado lejos. Estaba entre lágrimas”
