Gabriel Ignacio Pinto Quintero salió a trabajar sobre las 8:00 de la noche del pasado viernes 18 de octubre. Debía entregar una encomienda en los conjuntos residenciales Marsella en la vía que conduce de San Gil al municipio de Páramo. Se despidió de sus padres y se subió a su motocicleta, de placas BTW-43C.
Media hora después llegó a su destino. Entregó el paquete y tomó la vía de regreso a San Gil. Miró rápidamente a ambos lados y se arriesgó a cruzar la carretera para tomar el carril hacia su casa. En cuestión de segundos, una motocicleta que conducía hacia el municipio de Páramo lo embistió.
Su mamá, Blanca Quintero, le contó a Vanguardia que la versión que recibieron de las autoridades es que su hijo, quizá, no se percató a tiempo de que un vehículo transitaba por ese tramo de la carretera. “La velocidad de la otra moto hizo imposible que el conductor alcanzara a frenar y mi hijo terminó en el pavimento”, dijo.
Las autoridades de Tránsito de San Gil no se han referido a este hecho, y según los familiares de Gabriel Ignacio, las cámaras del sector están averiadas, lo que podría dificultar el esclarecimiento del accidente.
El choque le causó graves lesiones en la cabeza al joven de 28 años. Según el parte médico entregado a sus seres queridos, tiene una hemorragia cerebral, lesiones en el rostro y en el cuello. “Tiene el ojo izquierdo bastante comprometido, y los médicos nos han dicho que su recuperación será lenta y podría dejarlo con secuelas para toda la vida”, añadió su mamá.
Este joven domiciliario fue trasladado, en primer lugar, al Hospital Regional de San Gil. Sin embargo, los médicos decidieron remitirlo al Hospital Internacional de Colombia en Piedecuesta, en donde está recibiendo unos cuidados más idóneos para su compleja recuperación.
El viaje hacia Piedecuesta le ha costado a los familiares de Gabriel Pinto un esfuerzo económico que no tenían previsto. Por eso han recurrido a las personas que, voluntariamente, puedan contribuir con estos costos de viáticos y hospedaje en Bucaramanga.
“Nosotros somos una familia de bajos recursos. Mi hijo era el que trabajaba, sagradamente, todos los días como domiciliario. En siete años que manejó su motocicleta, esta es la primera vez que sufre un accidente”, añadió la madre del joven.
De modo que, si usted quiere contribuir a las donaciones, puede consignar al número de Nequi 3156869171 o a la cuenta de ahorros 32200001685 en Bancolombia a nombre de Rosalba Quintero.
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