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En el corazón del municipio de Aguachica, Cesar, se encuentra el Aeropuerto Nacional de Hacaritama, conocido cariñosamente como el más “chimbita” de Colombia, por su peculiar infraestructura.
Este pequeño aeropuerto, famoso por su singular sala de espera al aire libre bajo un frondoso árbol de mango, ha capturado la atención de muchos con su encanto distintivo y su atmósfera de realismo mágico.
El aeropuerto Hacaritama tiene una sala de espera bajo un palo de mango
El aeropuerto Hacaritama, con su peculiar estructura, ofrece una experiencia única a los pasajeros. “Te dan este bono para reclamar la maleta cuando llegues al destino y luego te dicen que puedes esperar debajo del palo de mango, porque la otra sala es para cuando vas a abordar” contó una pasajera en sus redes sociales.
“Obviamente, aquí no es como El Dorado que te cobran 12.000 pesos por una almojábana. Yo me compré una papa rellena en 3.000 pesos y una pony 3.500 pesos”, agregó la pasajera.
Actualmente, el aeropuerto cuenta con dos áreas principales: una para el chequeo manual del equipaje y otra como sala de espera antes del abordaje, que está junto a la torre de control. Las aeronaves que operan en Hacaritama tienen capacidad para 48 pasajeros y los vuelos regulares conectan principalmente con Bogotá.
La situación del aeropuerto está a punto de cambiar con la llegada de una importante remodelación anunciada por la Aeronáutica Civil. La primera fase del proyecto, con una inversión aproximada de 56.000 millones de pesos, incluye la construcción de una nueva sala de espera, así como una estación de bomberos. Esta mejora busca elevar los estándares de servicio y modernizar las instalaciones existentes.
La segunda fase del proyecto se centrará en la ampliación de la pista de aterrizaje, que actualmente mide 1.100 metros de largo y 18 metros de ancho.
Esta expansión permitirá recibir aviones de mayor tamaño y la construcción de una nueva torre de control mejorará significativamente la gestión del tráfico aéreo y la seguridad de las operaciones.
Actualmente, el aeropuerto no cuenta con bomberos ni controladores aéreos permanentes, y las operaciones se coordinan a través de frecuencias aeronáuticas.
La remodelación en curso promete transformar Hacaritama en una terminal más moderna, sin perder el encanto que lo ha convertido en un destino memorable para quienes lo visitan.
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