Jhon Carlos Galavis Lizarazo, de 47 años, se encontraba atendiendo su negocio cuando un sicario apareció y sin mediar palabra le disparó en repetidas oportunidades. El crimen quedó registrado en las cámaras de seguridad del establecimiento.
Hacia las 12:40 p.m. del miércoles, 7 de agosto, el caos y el miedo se apoderó de quienes hacían sus compras en ‘El Bodegón de Miranda’, ubicado en el barrio La Parada del municipio de Villa del Rosario, Norte de Santander. Jhon Carlos recibió varios disparos que lo dejaron agonizante.
Las imágenes captadas muestran cuando el pistolero llegó al local, luego de recibir la señal. Inicialmente al establecimiento ingresó un hombre, de contextura delgada, quien simuló que estaba revisando los precios de algunos productos y, a la par, hacía señalamientos que apuntarían a la víctima, como si estuviese confirmando su identidad.
Minutos después, el hombre salió del lugar e ingresó el sicario corriendo, quien estaba encapuchado y vestía ropa negra.
Galavis Lizarazo alcanzó a percatarse de la presencia del sicario e intentó refugiarse en los mostradores, una zona que solo permite el acceso a empleados, pero hasta allá llegó la habilidad del pistolero. Fueron cuatro disparos los que recibió este comerciante.
Tras cometer el hecho, el delincuente huyó corriendo del lugar, donde quedaron dos vainillas, calibre 9 milímetros. A este hombre, al parecer, otra persona que se movilizaba en una motocicleta lo habría recogido metros más adelante.
La víctima fue auxiliada y trasladada hasta el Hospital Jorge Cristo Sahium, de Villa del Rosario, donde falleció mientras recibía atención médica.
Aunque la Policía Metropolitana de Cúcuta arribó al sitio y activó un ‘Plan Candado’ para ubicar al pistolero, esto no dio resultado y el responsable del crimen logró escapar.
Víctima de extorsión
La principal hipótesis que manejan las autoridades sobre este crimen apunta a que estaría relacionado con una extorsión.
Al parecer, desde hacía seis meses, Jhon Carlos estaría recibiendo llamadas telefónicas de personas que se identificaban como integrantes del Ejército de Liberación Nacional, Eln, y le estarían exigiendo una suma de $100 millones.
Además, el pasado lunes, tanto la víctima como algunos comerciantes de la zona, recibieron un panfleto con la imagen de una granada, en el que les pedían comunicarse con la oficina de Cúcuta o si no “explotaban eso”. En el papel adjuntaron un número que tendría el indicativo de otro país.
“Vamos a ser sinceros, eso no tiene otro nombre sino el Tren de Aragua, en esta zona los que mandan son ellos y aquí nos toca quedarnos calladitos”, dijo al diario La Opinión un comerciante y amigo de la víctima.
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