Las diferentes unidades de salud del Ministerio de Salud (Minsa) trataron 85,497 casos de esquizofrenia a lo largo del 2023, entre ellos 49,055 fueron hombres y 36,442 mujeres. Este trastorno mental crónico afecta la percepción de uno mismo, de los demás y del entorno, provocando interpretaciones erróneas de la realidad y otras complicaciones.
La psiquiatra Natalia Ascurra Cano, de la dirección de Salud Mental, enfatizó que, aunque la esquizofrenia no es uno de los trastornos más frecuentes, quienes la padecen suelen enfrentar un estigma significativo. “Un mito muy frecuente es escuchar que las personas con esquizofrenia no pueden trabajar”, indicó, agregando que, con tratamiento oportuno, las personas pueden recuperar sus capacidades, estudiar y trabajar con normalidad.
A menudo se cree erróneamente que los pacientes con esquizofrenia son violentos. En realidad, estas personas no suelen ser violentas ni peligrosas, sino que son más propensas a ser víctimas de violencia, discriminación y violación de sus derechos humanos, indica el comunicado del Minsa. Este estigma, basado en mitos y prejuicios, dificulta el acceso adecuado a los servicios de salud y la integración plena en la sociedad.
Ascurra Cano destacó que no todas las personas con esquizofrenia necesitan hospitalización. “Pueden recibir tratamiento ambulatorio y vivir en su residencia habitual,” explicó la especialista. La hospitalización se reserva para casos excepcionales que necesitan estabilización temporal durante una crisis aguda y debe realizarse con el consentimiento informado del paciente y ser de corta duración.
Suele presentarse a temprana edad
El inicio de la esquizofrenia suele presentarse entre los 15 y 25 años. La recuperación es posible con las intervenciones adecuadas, las cuales no se limitan al uso de medicamentos para controlar los síntomas, sino que incluye la psicoterapia, la rehabilitación psicosocial y el apoyo comunitario. “Las personas con esquizofrenia pueden alcanzar objetivos personales y profesionales, y llevar vidas satisfactorias, activas y significativas,” puntualizó la psiquiatra.
A lo largo del año 2023, más de 85,000 casos fueron atendidos en los establecimientos del Minsa, demostrando la relevancia de continuar desmitificando el trastorno y promover un enfoque integral en su tratamiento. Los datos indican que el 36% de los pacientes fueron mujeres, lo cual subraya la importancia de reconocer cómo la enfermedad afecta a diferentes géneros.
Salud mental en el Perú
En 2023, el Ministerio de Salud (Minsa) ha registrado un total de 42,302 casos de estrés agudo y postraumático en establecimientos sanitarios a nivel nacional. Del total, 30,614 corresponden a mujeres y 11,688 a hombres, distribuidos en diferentes etapas de la vida.
El análisis reveló que los adultos lideran las atenciones con 19,430 casos, seguidos por jóvenes con 11,420, adolescentes con 5,334, adultos mayores con 4,602 y niños con 1,516. Estas cifras subrayan la importancia de los servicios de salud mental para todas las edades. La comparación con años anteriores mostró una disminución notable, ya que en 2022 se reportaron 48,984 casos y en 2021 fueron 49,563.
En diálogo con la Agencia Andina, July Caballero Peralta, directora de Salud Mental del Minsa, señaló que esta disminución está relacionada con el efecto pospandemia. Según ella, la pandemia de COVID-19 impactó considerablemente la salud mental de la población debido a factores estresantes como el confinamiento, la pérdida de seres queridos y el desempleo.
“Todos estos factores elevaron los casos de trastorno de estrés postraumático (TEPT), depresión y ansiedad. Las personas se quedaron con el miedo a que dichos episodios se repitan, sobre todo aquellos pacientes que se contagiaron durante los momentos cumbres de la pandemia”, explicó Caballero Peralta.