Este 15 de mayo se celebra el Día del Maestro en México y una buena forma de honrar a los docentes es recordando algunos de los momentos más emblemáticos que se vivieron dentro de los salones de clase. Es en este sentido que para muchos mexicanos que atravesaron las aulas a lo largo de los años no les son ajenos unos particulares sellos que se colocaban en los cuadernos.
Era sobretodo en la primaria donde este tipo de objetos llenaban las libretas de los estudiantes, pues para los docentes era mucho más sencillo tener algunos apoyos para calificar más rápido y dar sus observaciones y así no tener que hacer todo a mano.
¿Cómo eran los sellos que se utilizaban?
Durante este miércoles, en redes sociales varios usuarios comenzaron a recordar que cuando llevaban sus tareas, llegaban tarde al salón o simplemente se excedían de risas con sus amigos, era común recibir no sólo una advertencia por parte del maestro o maestra en cuestión, sino que también quedaba registrada la situación con un particular sello.
Aunque podría parecer que estos no tenían mayor trascendencia, cuando los tutores de las infancias los veían, rápidamente se percataban de que algo no estaba bien y el regaño podía venir inmediatamente después para sus pequeños.
Algunos de los más populares eran los siguientes:
- Diablito que decía ‘mala conducta’
- Animal con pijama ‘no trabaja’
- Un burro que decía ‘no cumplió con su tarea’
- Una tortuga con la leyenda ‘impuntual’
- Un loro que señalaba ‘platica mucho en clase’
- Un cerdito que mencionaba ‘desaseo’
- Un niño que decía ‘No trae los útiles completos’
Pero esto no era todo, porque cuando la situación escalaba a mayores había otro que no contaba con dibujo pero que decía de forma contundente: “Sr. padre de familia, urge su presencia en la escuela el día____ de___ a las _____ horas para tratar asuntos relacionados con la educación de su hijo”.
En Facebook varios recordaron las tácticas que tenían para que los sellos no fueran descubiertos por sus padres y así evitar regaños.
“Como olvidar cuando arrancaba la hoja de el cuaderno.. Y mi papá revisaba mi mochila y zaasss chinga segura. Pero mi papá me decía que el que por su gusto muere asta la muerte le sabe”. “El loro era un sello que abundaba en las páginas de mis cuadernos”, se lee.